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Evan caminaba por el callejón más chungo del barrio, que era donde vivía Simon. Simon fue el chico que más le molestó en su infancia además de su hermano, y esto no iba a quedarse así.

La voz de aquel estupido peluche seguía en la cabeza del niño que ya no era tan niño, "yo te arreglaré" ¿quien necesita que lo reparen cuando puede repararse a él mismo? Necesitaba esas ansias de dosis llamada "gritos", eso con lo que tanto disfrutaban los amigos de su hermano y el, ahora él disfrutaba de ver como tomaba venganza por la gente que una vez y varias veces le hicieron sufrir. Ahora era él quien sería el loco.

Su siguiente víctima sería Frederick, pues ese siempre se comportó como el mejor, y le traicionó, le traicionó como lo hicieron todos.

Estaba claro, a él le habrían roto la infancia, pero él no iba a dejar que esos viviesen su adultez.

Cuando llego a la casa de Simon se aseguro de que estuviese en su habitación, su casa era de dos pisos y había ventanas en ambos pisos, había una ventana que daba a su habitación, debía hacer que simon abriese esa puerta, o ver si ya estaba abierta, si lo estaba, se le haría más fácil el plan.

Por su mala suerte no estaba abierta, pero por otro lado, simon si estaba en la habitación, como siempre, jugando videojuegos y fumándose un porro mientras ponía las piernas encima de la mesa. Maldito niño adicto.

Se dirigió a la ventana que había atras,
Agarro una piedra del suelo y con todas sus ganas la tiro contra la ventana, haciéndole un hueco a esta, rompiéndola, captando la atención de simon.

Rápidamente volvió a la ventana de su habitación, observando como simon había escuchado el ruido del golpe. El ya se había levantado para ir a ver que fue eso, su expresión se notaba muy confundido, evan ahora disfrutaba de esa sonrisa miedosa.

Con otra piedra grande que había cerca, se encargó de romper la ventana de su habitación, y con muchísimo cuidado de no clavarse ningún cristal, se metió en la habitación de simon y dando algunos brinquitos y demás consiguió no pincharse con los restos del suelo.

Rápidamente se escondió detrás de su cama, realmente no le importaba mucho si le veía o no. Puso algunos vidrios cerca de la puerta, para que cuando esté volviese a su habitación se los clavara.

Comenzó a oír pasos, ya venía. Se escondió de nuevo y se resbaló con uno de los cristales, pegándose un golpe en la nuca que resonó contra el suelo.

—. ¡Oh, eso tuvo que doler!—. Grito evan saliendo de detrás de la cama.

—. ¿¡PERO QUE COJON?!—. A simon no le dio tiempo de seguir hablando, que evan ya se le había abalanzado encima, con el filo brillante y luminoso del Cristal apuntando hacia el chico moreno.
—. ¡ESTAS LOCO! ¡AYUDA! ¡PORFAVOR! ¡SOCORRO! ¡QUE ALGUIEN ME AYUDE! —.

—. Lo se. — sonrió evan, antes de comenzar a clavarle el Cristal en el ojo varías veces seguidas, sacándole este.

Simon comenzó a gritar desgarradamente pidiendo ayuda y rezando por su vida. —. ¡AYUDA PORFAVOR! ¡NO VEO NADA!—. Seguía gritando el, mientras que evan disfrutaba ver como la sangre se esparcía por todos lados, y incluso salpicaba en su propio rostro.

Me gusta el rojo sangre. — Dijo evan, agarrando con su dedo un poco de sangre que goteaba de la frente de simon, para después levantarle la camiseta y con la sangre pintarle "el karma existe" en el estómago.

Después comenzó a molerlo a golpes, disfrutando de sus llantos y sus gritos. — ¡VAMOS, PIDE PIEDAD, HAZLO! HAZLO!— gritaba evan, con una sonrisa maniaca de mejilla a mejilla, mientras que simon lloraba desconsoladamente.

—. ¡ERES COMO UN BEBE!—. Gritaba evan burlándose de él como simon lo hizo en un pasado.

¡PORFAVOR AYUDA, ME ESTÁN MATANDO! ¡AYUDAAAA! — seguía gritando simon, no podía más, no daba a más. —. ¡PUTO NIÑO!
Hasta que al final acabo con el, con 15 puñales en el cuello.

TRASTORNADO || Evan afton (FNAF)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora