QUE DOLOR ¿SUFRO POR EL?

127 15 0
                                    


Segunda parte

NU.


A venido, Pruk está aquí. Acaso estoy delirando. 😯

~ ¿Te has tomado un ibuprofeno?

Niego con la cabeza. Entorna los ojos, se pone de pie y sale de la habitación. Lo oigo hablar con Nat, pero no lo que dicen. Al poco, vuelve con pastillas y una taza de agua.

~ Tomate esto ~ me ordena con delicadeza mientras se sienta en la cama a mi lado.

Hago lo que me dice.

~ Cuéntame ~ susurra ~. Me habías dicho que estabas bien. De haber sabido que estabas así, jamás te habría dejado.

Me miro las manos. ¿Qué puedo decir que no haya dicho ya? Quiero más. Quiero que se quede porque él quiera quedarse, no porque este llorando. Y no quiero que me pegue, ¿Acaso es mucho pedir?

~ Doy por sentado que, cuando me has dicho que estabas bien, no lo estabas.

Me ruborizo.

~ Pensaba que estaba bien.

~ Chawarin, no puedes decirme lo que crees que quiero oír. Eso no es muy sincero ~ me reprende ~. ¿Cómo voy a confiar en nada de lo que me has dicho?

Lo miro tímidamente y lo veo ceñudo, con una mirada sombría en los ojos. Se pasa ambas manos por el pelo.

~ ¿Cómo te has sentido cuando te estaba pegando y después?

~ No me ha gustado. Preferiría que no lo volvieras a hacer.

~ No tenía que gustarte.

~ ¿Por qué te gusta a ti?

Lo miro.

Mi pregunta lo sorprende.

~ ¿De verdad quieres saberlo?

~ Ah, creeme, me muero de ganas.

Y no puedo evitar el sarcasmo.

Vuelve a fruncir los ojos.

~ Cuidado ~ me advierte.

Palidezco.

~ ¿Me vas a pegar otra vez?

~ No, está noche no.

Uf.... Mi subconsciente y yo suspiramos de alivio.

~ ¿Y bien? ~ insisto.

~ Me gusta el control que me proporciona, Chawarin. Quiero que te comportes de una forma concreta y, si no lo haces, te castigaré, y así aprenderás a comportarte como quiero. Disfrutó castigarte. He querido darte unos azotes desde que me preguntaste si era gay.

Me sonrojo al recordarlo. Uf, hasta yo quise darme un golpe por esa pregunta. Así que el culpable de esto es Nat Nattasit; si hubiera ido él a la entrevista y le hubiera hecho la pregunta, sería él el que estaria aquí sentado con el culo dolorido. No me gusta la idea. ¿No es un lío todo esto?

~ Así que no te gusta como soy.

Se me queda mirando, perplejo de nuevo.

~ Me pareces encantador tal como eres.

~ Entonces, ¿Por qué intentas cambiarme?

~ No quiero cambiarte. Me gustaría que fueras respetuoso y que siguieras normas que te he impuesto y no me desafiaras. Es muy sencillo ~ dice.

~ Pero ¿quieres castigarme?

~ Sí, quiero.

Suspira y vuelve a pasarse las manos por el pelo.

LAS 50 SOMBRAS DE PRUK PANICHDonde viven las historias. Descúbrelo ahora