Congoja

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Jamás soltaré tu mano
aunque sea tu tiempo
de partir,
muchos, veranos,
primaveras otoños
e inviernos,
pasaron fugaz,
como la estrella
luminosa,
que en el firmamento
tirita y opaca al sol,
en la noche eterna
de la vida,
tejiendo una estela
mágica de ilusiones, 
con tus cariñosas, frágiles
y suaves manos,
engalanadas  de arrugas
heredadas del tiempo,
que frágilmente,
escribió esa historia,
que también es mía,
no soltaré tu mano,
y ni se te ocurra irte,
por qué también son mias , 
esas mismas manos,
que me pusieron junto
a tu pecho,
y que me ofrendó sus
latidos, en mi niñez,
que como música
melodiosa,
me arrulló a diario, 
para darme alegría.
Más, hoy el invierno
está muy fuerte,
y tu cabello,
luce despeinado
por las tempestades
del destino,
luchas contra la corriente,
y el tiempo que no se detiene,
egoísta y ageno a mis miedos
y tristezas,
que estrangula la tarde
acongojada,
tratando de apagar tu luz,
que nunca morirá ,
por qué,  aunque agonice mi
alma,
seguirá latiendo en mi
corazón, para la eternidad

Poemas más allá de la cordura Donde viven las historias. Descúbrelo ahora