Un Adiós que empieza todo

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Jin Mori es sin duda el niño con más potencial que ha conocido Jin Taejin. Su dulce nieto es sin duda un dulce ser, con potencial  sin igual. En el sexto cumpleaños de Mori, Jin Taejin tuvo que tomar una decisión dolorosa por la seguridad del dulce cachorro.

— No quiero que te vayas abuelo — murmuró triste Mori, sus ojos lagrimeaban y expresaban la inocencia de un niño.

Jin Taejin es considerado un asesino, un gran luchador, un monstruo incluso, pero es débil ante esos ojos con estrellas en medio y las mejillas regordetas empañadas en lágrimas. El beta viejo se agachó a la altura del pequeño cachorro y sacando un pañuelo de la pesada mochila le sonó la nariz a su nieto y limpio las lágrimas.

— Entiende calabaza, aquí estarás más seguro y encontrarás un gran compañero — menciono Jin Taejin en el tono más suave y tranquilo que pudo.

De pronto una conversación que tuvo con una anciana que era dueña de una humilde tienda le inundó la mente. Recuerda a la señora porque miraba con una sonrisa a su abuelo y le regaló un par de chocolates que devoró antes de que su abuelo pudiera quitárselo. Le había preguntado a la señora porque veía así a su abuelo. La mujer mayor le sonrió avergonzada y le dijo " Cuando te presentes y seas mayor conocerás a tu compañero, Mori eres un buen niño. Así que tendrás que cuidarlo y protegerlo. Además cuando lo encuentres seguro y se casaran".

Fue después de recordar ese momento que con la determinación de la familia Jin, Mori restregó sus manos contra sus ojos y limpio bruscamente las lágrimas.

— Está bien abuelo, yo me quedaré aquí — a pesar de sus palabras, el niño todavía aguantaba las lágrimas que querían salir.

El anciano bien sabía que el niño lo veía como todo su mundo, después de todo él lo crío.

— Es tu cumpleaños, ¿Quieres un regalo en particular, calabaza?.

Mori asintió y con su voz temblorosa solicito una fotografía.

Fue una joven pareja beta que se ofreció a tomarles la foto.

— Sonrie, calabaza — mensiono el anciano a sabiendas que el niño seguía llorando a pesar de todo.

...

El viejo Jin Taejin tocó la puerta del dojo de la familia Park.

Fue un hombre de una edad similar a la de Jin Taejin quien abrió la puerta.

— Supongo que este es el niño — menciono el señor Park.

— Confío que estará bien bajo tu cuidado — menciono amenazante Jin Taejin mientras dejaba la maleta de Mori al lado del niño.

Como era de esperarse el viejo alfa Park arrugó el entrecejo pero asintió. El viejo Jin se agachó a la altura de su nieto y revolvió dulcemente el cabello castaño y revoltoso de su nieto.

— Adiós calabaza — dijo el viejo mientras se comenzaba a alejar.

Mori solo solto lágrimas y sollozos mientras movía su pequeña mano en forma de despedida. El alfa más viejo lo empujó para pasar.

Dentro del dojo pudo ver tres figuras de niños más o menos de su edad, eran dos niñas castañas y un niño de cabellos azabache. Mori saludo con una sonrisa y el trío de niños se escondió detrás de un pilar.

— Ilpyo ven aquí — musitó severo el anciano.

El niño que había visto Mori se acercó a dónde estaban.

— ¿Qué puedo hacer Tío?.

— Lleva a Mori a tu cuarto, compartirán la habitación — ordenó el viejo alfa.

Ilpyo asintió y ayudo a Mori a cargar su mochila. Mori lo siguió sonriente y curioso, el niño llamado Ilpyo era bonito.
Al llegar a la habitación en cuestión pudo ver que parecía demasiado vacía para ser la de un niño. Ilpyo deja la pesada mochila a un lado de la puerta.

— Me llamo Ilpyo Park, mucho gusto — se presentó amable tomando la mano de Mori para estrecharla.

— Yo me llamo Mori Jin — menciono sonriente el más pequeño aceptando el apretón de manos.

Destino entrelazadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora