revelación (Hosie)

CUATRO

—Dime otra vez por qué tengo que ir contigo a Mystic Falls —preguntó de nueva cuenta Hope mirando sin ganas a Lizzie, quien no había dejado de sonreír ni de parlotear sobre sus planes de ir a Mystic Falls.

Habían pasado unas pocas semanas desde que Hope se había enterado del embarazo de Josie y la mayor parte del tiempo, se la había pasado pegada a la castaña, sólo se separaban durante las clases y cuando estaba corriendo en el bosque al lado de Keelin.

La primera noche que pasó, le sorprendió.

Había sido grosera con ella y aunque no tuviera su humanidad encendida, dejó que Keelin corriera con ella y cuando regresó al complejo, se cruzó con su tía Freya quien le regaló una sonrisa llena de cariño y amor.

No se acercó a Hope, por un par de segundos, la cobriza pensó que su tía se acercaría a ella y le daría un sermón sobre recuperar su humanidad; pero no lo hizo así. En cambio, ella sonrió con ese amor que Hope siempre recibió de ella.

Hope se retiró esa noche con una sensación cómoda en su pecho.

Estaba comenzando a creer que no estaba sola después de todo.

—Porque no has dejado a mi pobre hermana ni un solo segundo, pulgoso —gruñe Lizzie dándole una mirada dura a Hope—, y porque te necesito, aunque odie admitirlo.

Hope rodó sus ojos, no estaba segura de ir con Lizzie, es más, ella estaba segura que no quería ir con Lizzie. No quería pasar su sábado pegada a Lizzie en Mystic Falls, no. Su humor no estaba para soportar las peticiones de la rubia.

—¿Y por qué tengo que ser yo? —exclamó Hope levantándose de la silla y arrogando un par de hojas que estaban sobre la mesa de la biblioteca donde ahora se encontraban—, ¿por qué no te llevas a MG? O mejor aún, ¿por qué no vas con esa chica, la loba que quiere pasar tiempo con Josie? A ella si la deberías de alejar de mi Josie.

Lizzie suspiró, se estaba cansando de los celos locos de Hope pero era divertido verla gruñir en cada oportunidad pero en esa ocasión, Lizzie no iba a ceder a su petición.

—No, irás tú y punto —sentenció levantándose y sujetando la mano de Hope quien arrugó su rostro en una muestra de asco por estar sujetando la mano de Lizzie—, me llevarás a comer algo realmente rico para después ir por un helado y de compras.

Hope abría su boca ante cada palabra, no, ni en sus mejores momento haría eso con Lizzie, ¿quién se cree ella para hacer planes a sus espaldas? ¿Para alegarla de Josie? Hope fácil podría romper el frágil cuello de Lizzie y librarse de ese día tan horroroso, sí, ese era un plan brillante que se comenzaba a formar en la mente de Hope mientras seguía escuchando los planes de Lizzie, mientras veía su sonrisa de satisfacción y miraba esos ojos llenos de diversión.

Está loca si cree que yo, Hope Mikaelson, pasaré con ella todo mi sábado pudiéndolo pasar abrazada de Josie, pensó la cobriza entrecerrando sus ojos, esos ojos que de pronto se habían vuelto dorados, un tono peligroso, todo en ella gritaba peligro y muerte.

—¡Y no me gruñas, pulgoso! —exclamó Lizzie golpeando el brazo de Hope, ella elevó su ceja entre sorprendida y confundida, ¿desde cuándo Lizzie no le teme a Hope?

La cobriza volvió a su estado normal y sus ojos centellaron con cierta felicidad de saber que la rubia no temía de ella, aunque ahora era menos probable intimidarla.

—Bien —accedió Hope soltando un gruñido al final—, pero no te quejaras del lugar a que vayamos.

Lizzie afirmó sin reclamos, ella sabía que Hope accedería a todo lo que la rubia pidiera, después de todo, ella era su cuñada favorita después de todo.