●⁠ 3 ●

37 6 4
                                    

Tic. Tic. Tic.

A veces, cuando las noches son frías y la lluvia no lo deja dormir, Doyoung se imagina qué sería de él si fuera otra persona. Tal vez su terapeuta frunciría el ceño y escribiría furiosamente en su libreta si escuchara esas palabras salir de su boca, pero es lo que realmente se pregunta la mayoría de las noches en las que la incertidumbre le roba el sueño.

Tic. Tic. Tic.

Las gotas de lluvia hacen un sonido peculiar al encontrarse con el vidrio de su ventana. Los ojos de Doyoung brillan en la oscuridad, su respiración sale en exhalaciones silenciosas, y por primera vez en mucho tiempo...

No está pensando en ser alguien más. Ni en la trágica noche que plaga sus pesadillas.

El pelinegro sonríe ante la noche que guarda sus secretos, mientras su mente sueña despierta con hoyuelos y una sonrisa amplia.

Tic. Tic. Tic.

●●●

Doyoung mira con atención el papel entre sus manos, intentando memorizar el horario que tendrá por los próximos seis meses. Para sorpresa de nadie, el programa de botánica no fue particularmente popular entre los omegas, siendo que Doyoung es el único allí.

Contándolo a él y a Xiumin, el profesor, sólo hay diez personas en el salón. Cinco mesas dobles ocupadas por mujeres betas, que sólo lo miraron de arriba abajo antes de juntarse unas con otras, dejándolo sólo en la mesa de hasta el final.

Doyoung mira sus manos mientras Xiumin enumera las reglas del laboratorio, el jardín y el invernadero. No es cómo si esperara tener muchos amigos, pero al menos esperaba ser reconocido por sus compañeros.

"Doyoung, parece que somos un número impar" Doyoung levantó la mirada para encontrarse con los ojos amables de Xiumin. "¿Quieres trabajar solo o quieres que te asigne a un equipo? Estoy seguro de que no habrá problema si tenemos sólo un equipo de tres" dijo con una sonrisa.

El omega da una rápida mirada a sus compañeras, que se voltearon sobre sus lugares sólo para mirarlo. Sus miradas no son precisamente amables.

"No, trabajaré solo" Doyoung aprietó los labios. "Gracias"

Xiumin lo mira unos segundos más para luego sonreír y comenzar con la clase.

La chica delante de él se acerca a su pareja de mesa y murmura. "Debe ser bueno que trabaje solo, antes de que deje botado el programa a la mitad para ir a tener los bebés de un alfa"

Doyoung bajó la mirada y empezó a escribir los materiales para la primera práctica.

●●●

Un escalofrío recorre la espalda de Jaehyun, el frío de principios de otoño haciendo que la pared en la que está apoyado se sienta como un bloque de hielo a través de su suéter.

El alfa patea las hojas naranjas que cubren el pavimento antes de levantar el cigarrillo y posarlo entre sus labios, cuando exhala el humo se levanta en listones blancos casi hipnotizantes. Algo en sí mismo le dice que tal vez debería moverse, que tal vez si esperara en otra parte más concurrida no se vería como un jodido acosador.

Delante de él, a lejos puede ver el invernadero, un edificio bastante nuevo en el campus y que nunca pensó en visitar. Pero la verdad es que no le importan las plantas, si no la persona que en estos momentos se encuentra dentro de las paredes de cristal.

Jaehyun sonríe hacia el suelo, mientras sacude las cenizas de su cigarrillo, para después darle una calada mientras mira de nuevo a las puertas del invernadero, buscando aunque sea un vistazo rápido del omega. Para su suerte, en ese mismo momento la puerta se abre, dejando salir a un grupo de betas, y detrás de ellas, el objeto de su afecto.

Silencio ● JAEDODonde viven las historias. Descúbrelo ahora