| "Gold Rush" |
Yonaguni, Okinawa, Japón.ZURI.
Todo empezó una tarde calurosa de junio. El suave viento azotaba mi cabello mientras pedaleaba mi bicicleta con desgana de vuelta a casa tras pasar un estupendo día en la playa de Dannu con todos mis amigos.
Mi piel estaba bronceada, mi cara estaba roja y resaltaba las ligeras pecas de mi rostro solo visibles en verano. Mi cabello había adoptado ligeras ondas a causa del agua del mar y ahora estaba más claro gracias a los rayos de sol. No podía pedir nada más.
El verano era una cosa maravillosa, mi mayor preocupación en esos momentos era pasar por casa para arreglarme para la fiesta de esa noche. Fiesta que organizábamos mis amigos y yo todos los principios de verano, ya que, al vivir en una isla tan remota, no habían discotecas ni nada parecido, por lo que siempre nos tocaba a nosotros mismos planificar las celebraciones.
Eso tenía su parte buena y su parte mala, como todo. Por un lado, estaba deseosa de que abriesen en la isla algún garito para personas jóvenes, pero apenas alcanzábamos a ser unos doscientos adolescentes en toda la ínsula, por lo que nuestros deseos no eran una prioridad.
Por otro lado, me alegraba de que así fuese; cuando había viajado a otras grandes ciudades, me resultaba agobiante la cantidad de gente diferente que podías llegar a cruzarte en una discoteca, y eso que yo era muy social.
Visualicé en el horizonte la empinada cuesta que tenía que tomar para llegar hasta mi casa. Después de pasar el día buceando y haciendo surf, no me quedaban fuerzas para pedalear y atravesar esa pendiente con la bici.
Suspiré mientras que con mi pie frenaba la bicicleta. Me bajé de ella y caminé mientras la arrastraba sujetando el manillar. Hice fuerza para comenzar a dar pasos agigantados, intentando que subir aquella cuesta me tomase el menor tiempo posible.
Una vez conseguí llegar arriba del todo, di con un sendero lleno de árboles y con un camino empedrado que ya conocía de sobra. Mi respiración estaba acelerada, debido al esfuerzo repentino y la alta temperatura que hacía a pesar de que las horas fuertes de calor ya se habían dado por finalizadas.
Bebí un poco de agua que todavía guardaba, apoyé mi bici en el tronco de uno de los árboles y me quedé parada un rato mientras observaba las vistas desde allí arriba y respiraba ese aire tan puro.
Sonreí con algo de melancolía, me sentía muy afortunada de vivir donde vivía, pero...el futuro me aterraba. Había cumplido la mayoría de edad dos meses antes y ahora, antes de que acabase el verano, tenía que decidir que hacer con mi vida. ¿Estudiar? ¿Trabajar? ¿Dejar mi isla natal? ¿O quedarme anclada aquí?
Mis intensos pensamientos se vieron interrumpidos cuando comencé a escuchar unas pisadas lentas que provenían del otro extremo del camino. No pude evitar sentir curiosidad y rodé la mirada hacia la persona con la que estaba a punto de cruzarme, me sorprendí al ver llegar una cara completamente desconocida. Era un chico alto y con la mirada perdida en el horizonte.
Lo que más me llamó la atención de él fue sin duda su peinado. Llevaba el pelo de dos colores y atado en dos trenzas. Me quedé algo perpleja; nunca había visto a un chico peinado de esa forma.
Debía de ser un turista que provenía de alguna gran ciudad, sin duda. Al fin y al cabo, ya empezaba la época de los turistas por aquí. El chico caminaba con total seguridad y tranquilidad, con las manos metidas en sus bolsillos. Aún desde la lejanía, podía ver sin problemas como exploraba el sendero con su mirada.
ESTÁS LEYENDO
Yonaguni | Ran & Rindou Haitani x OC |
FanfictionDurante el verano de sus 18 años, Zuri coincide con un joven atractivo que andaba haciendo turismo en su isla natal. Tras hablar un poco, deciden reencontrarse esa misma noche en una fiesta. Tal y como se dijeron, terminan pasando la noche juntos;...