La mañana siguiente

5 0 0
                                    

Emma

Cuando me despierto es medio día.

Lo sé porque el sol se cuela radiante entre las cortinas.

Me duele la cabeza y apenas puedo abrir los ojos.

Después de mis palabras de ayer en su funeral no pude dejar de llorar. Fue como si alguien me hubiera zarandeado para que despertase y me diese cuenta de que todo era real. Que nunca más iba a volver a oírla reír. Que nunca volveríamos a nuestro restaurante favorito. Que no volveremos a cantar nuestra canción favorito a pleno pulmón. Que ya no habrá más conciertos privados, ni cuadros a medias, ni conversaciones hasta las tantas. Y en algún momento de la noche me di cuenta de que no iba a volver a verla entrar en mi habitación y que no tendría a quién acudir cuando tuviese un mal día o una buena noticia, y entonces la presión en el pecho fue aumentando hasta que de verdad no pude respirar y creía que me moría. Pero solo me desmayé.

No sé cuando tiempo estuve inconsciente hasta que, por lo que me han contado, mi hermana me encontró en el suelo de mi habitación. Lo siguiente que recuerdo es a mi padre cogiéndome en brazos y llevándome hasta la cama seguidos por mi madre llorando.

–Estoy bien mamá –digo en un susurro inaudible.

–Ves, ya está despierta –la tranquiliza mi padre.

–¿Qué ha pasado? ¿Te encuentras bien? ¿Quieres que vayamos a urgencias? ¿Llamo a una ambulancia? –Me pregunta intentando no echarse a llorar de nuevo.

–Me duele la cabeza –indico frotándome la frente con dos dedos.

–Normal, te has tenido que dar un buen golpe para que tu hermana lo oyese y se levantase a ver que había pasado –comenta mi padre acariciándome la cabeza.

–Creo que voy a dormir un rato –susurro antes de cerrar los ojos.

–¿Crees qué es buena idea dejarla dormir? Quizás deberíamos ir a urgencias para que la miren –oigo decir a mi madre en voz baja antes de quedarme dormida.

No he vuelto a despertarme desde entonces.

Cuando me giro hacia mi mesilla veo el despertador, las cuatro menos cuarto, algo más tarde de lo que pensaba. A su lado un vaso de agua, una pastilla y dos notas.

"Hola princesa,

espero que te encuentres mejor.

Mamá y yo tenemos que trabajar hoy,

pero ambos estaremos pendientes

del móvil por si necesitas cualquier cosa.

Tu hermana está con la abuela.

Te quiere,

papá."

Y la otra

"Ya he visto que papá te ha dejado

una nota, pero yo quería dejarte otra.

Espero que cuando te levantes te encuentres

mejor y me llames. Estaré pendiente

del móvil.

Te quiero mucho, mucho, mucho,

mamá."

Así que lo primero que hago cuando me levanto es tomarme la pastilla y beberme el vaso de agua, y tras eso llamo a mi madre, que después hacerme jurarle unas veinte veces que estoy bien y repetirme otras veces que me quiere y que la llame si necesito cualquier cosa, me deja colgar.

Cuando acabo de hablar con ella pongo un mensaje a mi padre para decirle que estoy bien y decido tumbarme de nuevo en la cama. Hoy no tengo fuerzas para nada. Me paso la siguiente hora mirando las estrellas que coloque hace años en el techo de mi habitación. Estoy a punto de quedarme dormida cuando oigo un ruido en el pasillo.

Mis padres no llegan hasta las seis y mi hermana está con la abuela, por lo que se supone que estoy sola en casa. De pronto escucho pasos acercarse por el pasillo y me pongo tensa, pero no me da tiempo a buscar algo con lo que defenderme cuando alguien abre la puerta de mi habitación, así que sólo grito.

Y la otra persona también.

Hasta que caigo en la cuenta de quién es la persona que acaba de entrar y entonces me quedo en el más absoluto silencio.

Y ella también.

–¿Esa es tu reacción al enterarte de que aún estoy viva?

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: May 08, 2023 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Te elegiría mil veces másDonde viven las historias. Descúbrelo ahora