🔫Shadows [Dazai] 0.1

[Capítulo 19]🔫

Capítulo 19: [Doppelganger]

— Mari-chan.

Mori dijo en tono peligroso, bajo y contenido.

Rui había sido encerrada en una habitación con Kôyô, ante su insistencia en ver a su hermana.

La Port mafia estaba patas arriba con los reportes de Mori Mari destrozando el lugar donde se encontraba Rando, el traidor. El jefe no había emitido ningún anuncio oficial, solo salió de su oficina cuando la chiquilla emergió de ningún lugar con la mirada en blanco.

Chuuya detrás de su jefe miraba a Mari con los dientes apretados.

"Esta vez, confiaré en ella ciegamente"

No importa que ocurriera, lo que pareciera o lo que dijeran. Él se mantendría de parte de Mori Mari.

Por lo cual no creyó en lo que dijo Dazai.

— Esa no es Mori Mari.

Dos días desde el incidente, no pasó la gran cosa, Mori Ogai se comportó como de costumbre y justificó los hechos como un simple berrinche.

Nadie podía tomar enserio sus palabras, pero no les quedaba de otra.

A menudo se podía observar a la familia de tres, pegados por las caderas, sonrientes a más no poder.

—Estás loco y eres un mentiroso. — Chuuya desestimó las palabras del tuerto.

Dazai con rostro tranquilo le sonrió dar sarcástico al otro adolescente.

— Eres tan simple, estúpido e ingenuo. No entiendo porque Mari-san te quiere tanto, no eres capaz de reconocer a tu dueño, perro.

Chuuya le tomo del cuello de la camisa con rabia, pero Dazai le dijo.

—Estas ciego, solo porque está doppelganger te hace ojitos y te toma del brazo como si le gustaras, no, seguro le gustas.

Las mejillas de Chuuya se sonrojaron.

— No le gustó a Mari.

— Claro que no — Dazai le dio palmadas en el hombro. — Para Mari-san eres un hermano, nada más. Pero a esa que llegó sí que le gustas.

Luego de eso desapareció. Dejando a Chuuya con la cabeza revuelta.

(...)

No deje de mirar todos y cada uno de los movimientos de mi tío el psicópata, el sujeto leía ávido un libro grueso de tomo verde.

— Estaba equivocado, no te pareces a mi hermana. — no despegó los ojos de su entretención, pero hablo con voz seca. — Niña, eres extraña, lo sacaste de nuestro lado de la familia, todos somos raros.

Quería responderle, pero mi boca cubierta con cinta adhesiva no ayudaba a la causa.

— Hay otras familias como nosotros, ¿sabes?

¿Cómo lo sabría? Controlaba las sombras, no leía mentes. Lo que me llevaba a esperar ser rescatada como una damisela en apuros, el bastardo no tenía sombra que manipular.

—Títeres, títeres de no sé qué. ¿Lo que sea que creó el libro?

Se recostó en la silla con la mirada perdida en el techo mohoso del almacén super secreto donde nos encontrábamos.

— Te diría para matar el tiempo, pero no quiero. Odio a mi familia, las personas en este lugar y todo este universo de mierda.

Con cada palabra su rostro subía a más tonos de rojo, al terminar arrojo el libro con un grito de furia.