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Seúl, 24 de diciembre.
La luz del atardecer entraba por la ventana iluminando todo el salón, las cortinas se movían al ritmo de las ráfagas del viento, haciendo que los papeles de regalo que estaban en el suelo se esparcieran por distintas partes del lugar.
La vieja canción que sonaba en el tocadiscos se escuchaba bastante lejano, aunque en realidad sólo estaba sobre el suelo a unos cuantos cuanto metros. Seungmin no sabía desde hace cuánto tiempo había estado viendo dormir a la persona que estaba justo al frente de él, con la cabeza metida entre los brazos, y es que, la tenue luz dorada del atardecer daba directamente a su rostro haciendo que su cabellera tomara un color mucho más claro al igual que sus pestañas, o que, su piel pareciera más tercia de lo que ya era, iluminando esos labios y dándoles un color mucho más tierno.
Esas pestañas que parecían las alas de una pequeña mariposa comenzaron a aletear; y proto esos ojos se abrieron. Seungmin soltó una risa baja y con cuidado acarició los cabellos de Hyunjin.
Una sonrisa perezosa apareció en los labios del contrario-Perdón, tenía un poco de sueño -dijo mientras se acomodaba y levantaba sus brazos para estirarse.
-No te disculpes, iré a hacer un poco de té -Seungmin usó sus manos para ayudarse a levantarse el piso. Mientras caminaba hacia la cocina preguntó-¿Quieres que te haga un poco también?
-Mn -Dijo Hyunjin mientras volvía a recostarse sobre la mesa. Su mirada pasó por todo el lugar, deteniéndose en el tocadiscos que estaba a unos cuantos metros, la tierna melodía sonaba con un volumen bajo por el lugar. Con rapidez una idea cruzó por la cabeza de Hyunjin, se levantó de su lugar y usando sus medias se deslizó hasta la entrada de la cocina. La calidez en su mirada era obvia mientras veía los movimientos que hacía Seungmin, se quedó ahí por unos momentos, simplemente observándolo, solo moviéndose cuando conectó miradas con el contrario.
Ya habían pasado tres años desde lo ocurrido en los baños. Ambos se siguieron comunicando por mensaje y eventualmente comenzaron a salir, visitando cualquier lugar y hablando sobre cualquier cosa, quedándose a dormir en la casa del otro solo para ver películas y documentales. Incluso, llegándose a escapar de clases solo para ir a escuchar música al parque mas cercano.
Ahora vivían los dos juntos en un apartamento como pareja y con la intención de adoptar a dos gatitos y una cachorra. Hyunjin se sentía muy feliz, como si estuviera en un hermoso sueño; pero, algunas veces solía tener miedo de que todo esto fuera a terminar, tenía miedo de que todo esto desapareciera y que la persona más importante en su vida se fuera. Cada vez que pensaba en esto se sentía muy mal, como si estuviera siento apuñalado en el pecho con fuerza. Pero cuando abría los ojos cada mañana y lo veía a él a su lado, todo sentimiento de tristeza y desesperación se iba, era como si nunca hubiera estado ahí. No podía evitar abrazarlo con fuerza y besarlo, porque estaba ahí, la persona más especial para él estaba a su lado, tenía su mundo entero en sus brazos.
Porque, cuando el viento soplaba y la luz de la mañana entraba por su ventana, se daba cuenta que podría estar con él por diez años, cien o el resto de su vida y jamás se cansaría de esto.
-Minnie -Llamó Hyunjin.
-¿Qué pasa? -Respondió Seungmin con la mirada fija en el hombre que tenía enfrente.
-Seungmin.
Llamó de nuevo.
-Hm...
-Kim Seungmin, por favor baila conmigo -Una linda mano fue puesta frente a los ojos de Seungmin, no pudiendo evitar que una sonrisa se escapara de sus labios la tomó con suavidad.
-Está bien.
Los dos chicos caminaron tomados de las manos hasta el salón principal, pusieron otro disco y se pararon frente a frente. Hyunjin colocó una mano en la cintura de Seungmin, y reafirmó su agarre en la mano que tenía entrelazada con él, su corazón latiendo con rapidez cuando la melódica risa de Seungmin flotó en aire.
Con una sonrisa en los labios de los dos, comenzaron una danza suave al ritmo de la tonada que los acompañaba en el lugar. Dieron giros torpes, hubo risas de por medio, y algunas veces hubieron resbalones por culpa de las medias de Hyunjin. Ambos no podían explicar el amor que sentían el uno por el otro, esa inexplicable conexión entre ambos era... simplemente algo que no podían explicar con simples palabras.
Porque esas palabras no existían.
Para Hyunjin, Seungmin era un bello tuliupan.
Para Seungmin, Hyunjin era un resplandeciente arrebol.
¿Podría acaso ser esto una utopía? Con el viento soplando y las luces brillando, el corazón de ambos experimentando tantas raras sensaciones. Se sentían felices, se sentían amados.
La mano de Hyunjin fue a parar a la cálida mejilla de Seungmin, sus ojos estaban impregnados de amor.
-¿Pasa algo? -preguntó Seungmin con un suave susurro. Sus ojos entrecerrándose por la sonrisa que se estaba formando con lentitud.
¿Acaso un te amo sería algo suficiente para decirte lo que siento? Hyunjin creía que no.
Con suavidad, rozó sus labios con los de Seungmin, y antes de besarlo dijo:
-Si las rencarnaciones son reales, espero ser tu ser amado en todas ellas...
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Tulipanes: Los tulipanes son un símbolo del amor sincero, y entre los significados que tiene sus formas y colores se encuentran el enamoramiento, la pasión y el amor puro.
Arrobol: Cuando las nubes adquieren un color rojo al ser iluminadas por los rayos del sol.
Utopía: Condición o lugar ideal e inexistente.
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