Capitulo 11

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Tanjiro: ¿Y cuando vendrán por ti?
Yae: Cuando logré que está cosa funcione

La estaba echando, discretamente, pero lo hacía

Natsumi: ¡Tanjirokāsan!

Chillo con la esperanza de que el pelirrojo la escuchará

Tanjiro: Ahora no Natsumi, bueno, ¿Por qué se te descompuso?
Yae: Ese no es tu asunto
Natsumi: ¡Tanjirokāsan!
Tanjiro: Ve a jugar afuera
Natsumi: Ajam

Tanjiro no pensó en lo que dijo, Natsumi solo fue a su cuarto a buscará sus muñecas y peluches para después salir de la casa tranquilamente

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Por fin Tanjiro y Yae habían dejado de discutir, su pequeña plática se había convertido en una pelea, por suerte se detuvieron antes de atraer problemas mayores con su ruido

Tanjiro: Natsumi

Llamo a la pequeña, sin recibir respuesta

Tanjiro: ¡Natsumi!

Hablo un poco más fuerte, por si lo no había escuchado la primera vez, pero de nuevo no tuvo suerte

Yae: ¿Que haces?
Tanjiro: No encuentro a Natsumi
Yae: ………… Él va a matarte

Dijo la beta con terror en su tono de voz, Giyuu no solía ser agresivo, pero a simple vista se notaba el gran amor que tenía por esa pequeña, si no la encontraban los lanzaría a ambos a esos monstruos caníbales, pronto toda la casa se llenó de gritos, los cuales buscaban llamar la atención de la pequeña Natsumi

Yae; ¿Crees que esté afuera?
Tanjiro: Espero que no

El Omega y la beta se miraron para después tragar seco, ¿Podría ser que la niña estuviera afuera? No podía ser ¡En ese caso ya estaba muerta!. Aún con todas las posibilidades en contra decidieron salir a buscar a Natsumi

Tanjiro:  ¡Natsumi!
Yae: ¡¡Natsumi!!

Esperaban alguna respuesta, si tenían algo de suerte sus gritos atraerían a la niña y no a una orda de monstruos caníbales

Yae: Me parece que no la vamos a encontrar
Tanjiro: Cállate, no quiero saber que nos pasará si no la hayamos

Se quedaron en silencio unos segundos, en los que solo se escuchaba el tronar de las hojas secas bajo sus pisadas

Okāsan!

Escucharon un grito, bastante leve y lastimero, parecía el grito de alguien a punto de morir

Tanjiro: ¡¡¡Natsumi!!!

Tanjiro corrió al lugar del que venían los gritos, siendo seguido por la beta preocupada, llegando ambos hasta un hermoso lago de agua cristalina, en qué el que, desde la superficie, se podía avistar la cabellera negra de la pequeña omega

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