30 DÍAS PARA ESCRIBIR

Abuelo

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La siguiente historia es ficticia

La persona más inteligente que he conocido ha sido mi abuelo, hace varios años cuando yo aun era muy pequeño como unos 7 años solía perseguir a mi abuelito a todas partes ya que me parecía fascinante todas las actividades que hacia, desde armar gallineros hasta hacer pequeñas construcciones en el hogar. Pero la actividad que mas me fascinaba era el cosechar, cada año mi abuelito se preparaba para cosechar y tener esas grandes plantas que tienen los ricos elotes. a mi abuelito no le gustaba que yo fuera con el a la milpa y siempre me asustaba diciendo "el maíz te comerá", y con eso mi abuelita e incluso mi madre me sostenían de los brazos para que yo no saliera detrás de mi abuelito. pero después de varios años de intentar decidí crear un pequeño plan.

Una mañana de agosto, mi abuelito se estaba poniendo sus botas, a su vez tomaba su azadón dejándolo caer en el hombro derecho listo para partir a trabajar sus tierras, adelante de el se encontraba  esa vieja camioneta que lo llevaba a todas partes y nunca le fallaba. Mi plan era sencillo, esperar a que mi abuelito subiera a la camioneta y antes de que arrancara yo me subiría en la parte trasera sin que fuera visto por alguno de mis familiares

-Ya me voy vieja- dijo con su potente voz -regreso al medio día- y con eso mi abuelita entendía que tenia que tener preparada la comida -Y Josué? a poco no se ha levantado?-

-No viejo sigue durmiendo y mejor ya vete porque ya sabes como se pone ese chiquillo - y el adulto se coloco su sombre y se subió a su camioneta

Espere unos cuantos segundo pero me tarde demasiado porque la camioneta se puso en marcha así que con todas mis fuerzas tuve que correr para alcanzarla, por fortuna logre mi objetivo y me oculte lo mejor posible. El viaje para mi  fue un poco largo, pero me entretuve con el paisaje que me regalaba aquella mañana, el viento frio anunciando pronto el otoño, el sol saliendo de un costado del cerro que estaba cerca de nuestra casa

-¿QUE HACES AHI?- Escuche grita a mi abuelito, al parecer habia quedado tan embobado con mis pensamientos que no me di cuenta cuando la camioneta se detuvo y mi abuelito se percataba de mi presencia -¿EH? ¿QUIEN TE DIJO QUE PODIAS VENIR?

-nadie-  susurre mientras bajaba la mirada, era la primera vez que veía a mi abuelito así de enojado

-Buenos días Casimiro- saludo un señor que vestía exactamente lo mismo que mi abuelo -veo que trajiste a tu nieto, - Mi abuelo solo me dio una mirada cargada de enojo y se dirigió a su amigo para saludarlo

-Juan, buenos días, si, se escapo y se vino para aca, pero lo voy a cuidar- con eso el señor solo asintió y comenzó a caminar en dirección a las milpas

- ven acá, quiero que me hagas caso, no vayas a apartarte de mi lado, entendiste? - solo asentí -hazme caso, aquí aparecen muchas víboras y te pueden picar- 

-Si abuelito- trate de ocultar mi felicidad pero fue imposible, a lo que recibí un zape 

En todo el trascurso del camino estuve al lado de mi abuelito que platicaba con su amigo, pude observar que cada paso que dábamos habia más y más tallos de mazorcas muy verdes, en un punto si miraba hacia atrás solo lograba ver un pequeño punto negro que a mi parecer era la camioneta

-vamos a darle entonces- vocifero el amigo de mi abuelito mientras entraba a la milpa perdiéndose después de unos segundos

-Josué, necesito que te quedes aquí sentado, no te muevas y no te vayas a ir yo ahorita vengo-