¿Qué es libertad?

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▶ EL SIGNIFICADO DE LA PALABRA LIBERTAD ◄


El  cuarto era enorme, estaba adornado por candelabros y por velas que se hacían pequeñas mientras el fuego las consumía. Todas las personas presentes no hacían ningún ruido, solo se podía escuchar su respirar y algo más unas ligeras notas musicales que poco a poco fueron cambiando de volumen, aquella chica en el centro del salón tocando su violín con tanta devoción y sentimiento dejaba hipnotizados a todos su espectadores con sus exagerados pero finos movimiento, el sudor recorría su rostro pero no podía parar debía seguir y llegar hasta la ultima nota, con furia sus dedos se deslizaban y presionaban las cuerdas que eran presionadas por el arco 

falta poco 

pensó ella para así terminar su magnifica presentación. Fueron unos segundos que hubo un silencio absoluto y era ese momento en que ella se sentía bien, no existía sonido alguno que interrumpiera aquel mínimo momento de entorno silencio, uno dos tres varios aplausos inundaron el salón acompañado de pequeños murmullos de la multitud

-Les dije, he hecho la mejor compra del mundo- se acerco un hombre apuesto  que acariciaba su bigote - Esta maldita niña me llevara al éxito- y con lo dicho recogió la cadena que estaba en el suelo para levantarla al aire.

En ese movimiento la chica tuvo que ponerse de puntillas para evitar que la ahorcara. Todos felicitaban al caballero que se llevaba todo el crédito de la interpretación de la esclava. La fiesta continuo y ella fue obligada a seguir tocando piezas mas ligeras junto  a un grupo de músicos expertos que permitieran el danceo de todos los presentes, La noche fue larga exageradamente larga

-Vámonos- menciono el sirviente a la chica, con cuidado el anciano tomo su cadena y la jalo

-un momento debo guardar mi violín- el anciano no hizo mucho caso y le dio un tirón más fuerte que el anterior, ella cayo al suelo

-Dije vámonos- le dio unos segundos a la chica para que recogiera sus cosas y se pusiera de pie para continuar su camino

Afuera de la bella morada el joven amo ya estaba listo y esperándolos a ambos, el sirviente se acerco a la parte trasera del carruaje donde se encontraba una argolla fue en ese lugar donde deposito la cadena y la aseguro con un enorme candado de hierro,  subió a la parte de enfrente del carruaje y le dio un latigazo a los caballos para que comenzaran a andar. Todo el camino la chica con sus pies descalzos y sucios trataba de evitar la mirada de su amo, que no le apartaba en ningún momento y eso la hacia sentirse incomoda. Algunos kilómetros después llegaron a una mansión donde el joven amo bajo primero

-Te espero en mis aposentos- le dijo a la muchacha y miro al anciano indicándole que la soltara

-Que suerte la tuya perra,  aparte que te muestran a la sociedad como una vulgar violinista el joven amo te recompensa en las noches- dijo sin disimular ni un instante su furia

La chica entro a la mansión y fue llevada a una habitación para que pudiera asearse y finalmente ir con el joven amo

toc toc

-adelante- dijo la voz masculina del otro lado de la puerta

-Solicito mi presencia joven amo- El chico se levanto y abrazo a la chica

-lo siento, no quería herirte pero es que debo conservar las apariencias- dijo el para cargarla y llevarla a su cama -te lastimaste de camino a casa- pregunto mientras examinaba sus pies

-pudiste haberme subido al carruaje a mitad de camino- dijo sin ninguna emoción,

-no, imagínate que alguien nos hubiera visto, habría un escandalo-  tomando las manos de la chica -Lylia, podrías perdonarme una vez más por esto?- 

El joven amo no dejo responder a la chica, solo se abalanzo sobre ella dándole unos intensos besos empezando por su cuello y bajando hasta su pecho, Lylia solo apretaba los puños que le ayudaban a aguantar aquel abuso que se acercaba

-estuviste estupenda, te gusto que todos esos hombres te vieran?-  la puso boca abajo de manera brusca -parecía que lo disfrutabas- la respiración del muchacho se hacia mas y mas pesada, mientras le subía su pequeño vestido blanco y Lylia escuchaba como se quitaba los pantalones -te voy a recordar a  quien perteneces-

Lylia estaba acostumbrada al escenario de disculpa que llegaba a una violación, desde hace 10 años que aquel joven le prometía su libertad, le daba promesas de amor y esperanza que nunca llegaron. ella en estas situaciones siempre recordaba he imaginaba la pequeña brecha que habia cuando terminaba de tocar su instrumento y los aplausos, ese pequeño hueco que la hacia perderse en el olimpo, nadie a su alrededor, nadie que la tocara que la viera e incluso que respirara el mismo aire, solo era ella y la eternidad disfrazada de tranquilidad.

-Esta es mi libertad-

30 DÍAS PARA ESCRIBIRDonde viven las historias. Descúbrelo ahora