💚11: Motocristo en jesucleta

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Voy a llegar tarde, voy a llegar tarde.

Olvidenlo, ya llegué tarde.

Vengan les voy a dar un contexto de lo que pasó. Hoy es miércoles, tengo Física las dos primeras horas (y no, no es la física de hacer ejercicio, es la física de números, velocidad, gravedad, etcétera). Y lo que sucede y acontece es que mi teléfono se reinició solo anoche y la alarma no sonó porque para iniciar android debo ponerle la contraseña a mi celular. Y pues estoy llegando tarde. No me pregunten porqué duermo hasta tan tarde en la mañana, a pesar de que estudió en la tarde duermo toda la mañana.

Hablo en serio cuando digo que necesito que Ashton me pague este domingo para poder ahorrar para un celular y a la vez para mí universidad si de casualidad no pasó las ICFES de septiembre.

Casi sin pensarlo dos veces abrí la puerta del salón de física de un golpe.

—¡Perdón por llegar tarde! —hablé de una forma que ni yo mismo entendía, la profesora me miraba con una cara de "te odio"—. ¡Sé que había examen, pero por favor no me mande a coordinación por un permiso!.

Sentía la mirada de todos mis compañeros encima, pero estaba concentrado en la mirada de la profesora, quién me miraba un poco confundida, enojada y creo que en el interior se está burlando de mí.

—La evaluación es mañana, señor Daza —cuando escuché las palabras de la profesora sentí como el alivio entraba a mi cuerpo.

No pude evitar suspirar aliviado, estaba dispuesto a entrar al salón cuando la profesora me detuvo.

—Cómo no hay evaluación tiene todo el tiempo del mundo para sacar una orden de entrada.

Escuché murmullos y risas de parte de mis compañeros, podía escuchar la risa chillona de Karen y Ashton, quienes estaban en la fila de la mitad viéndome mientras se burlaban.

Malditos.

Sin protestar di media vuelta y me dirigí a coordinación.

Sin protestar di media vuelta y me dirigí a coordinación

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—Mi alarma no sonó.

—Eso dicen todos —El coordinador de la escuela estaba en su escritorio leyendo unos documentos mientras hablábamos de mi razón para llegar tarde.

—Pero, profe, es verdad —traté de sonar convincente, pero el coordinador al parecer no me creía.

—Hay cosas que son irreversibles —empecé a sentirme como si me estuvieran tomando del pelo, ¿Está hablando de que me va a suspender o está siendo filosófico?—. Un ejemplo, ¿qué pasa si te disparan en la cabeza?

¿Qué?

—Pues te mueres, ¿no? —respondí de la forma más obvia, me sentía fastidiado y al parecer aquí me ven con la cara de idiota—. No entiendo por qué me dice todo esto...

Amor en bruto ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora