jenlisa | one shot's

puerta principal

— ¡Solo quédate un poco más! — se quejó Jennie, arrastrando a Lisa con ella hacia su casa.

— Oh, no, no voy a entrar ahí — dijo la pelinegra con una sonrisa, sacudiendo la cabeza y haciendo mover su cabello corto.

— ¡Oh, vamos, ya ha pasado una semana! — Jennie exclamó, deteniéndose frente a su camino de entrada. Sabía por qué Lisa no quería quedarse, los autos de sus padres estaban en el camino de entrada, lo que significaba que estaban en casa. Incluso si rogaba y se arrodillaba, había pocas posibilidades de que Lisa entrara a la casa.

— ¿Tus padres dejaron de sonrojarse cada vez que te ven? — preguntó Lisa con una sonrisa divertida jugando en sus labios.

— Mi papá no… — murmuró Jennie bajando la cabeza. La pelinegra  asintió y soltó una risa.

— Entonces sigue siendo un no.

Jennie puso los ojos en blanco, era gracioso que encontrara toda la situación divertida.

— Quiero estar contigo un poco más — dijo Jennie, envolviendo sus brazos alrededor del cuello de Lisa y enterrando su rostro en el cuello de su novia. — Apenas tuvimos tiempo de hablar hoy.

— Te recogeré mañana por la mañana para que podamos caminar juntas a la Universidad, ¿de acuerdo? Tendrás todo ese tiempo para volverme loca con una de tus faldas cortas con pantis.

— ¡Lisaa! — se quejó Jennie y comenzó a pellizcarle el abdomen.

— ¡Deja de lloriquear, caramba! Es vergonzoso mirarlos. No han superado el hecho de que estás en una relación lésbica y más cuándo el día en que me encontraron hasta las bolas dentro de su bebé — Jennie gimió y enterró su cabeza más profundamente en el cuello de su novia, sintiendo las vibraciones de su risa.

— ¡Deja de reírte de eso! ¡Ese fue el momento más vergonzoso de toda mi vida! — Jennie dijo alejándose de ella y  comenzando a caminar hacia la puerta principal.

Lisa volvió a reírse, siguiéndola. Fue hilarante la mirada que Jennie le lanzó por encima del hombro y el color carmesí en sus mejillas. Era más lindo que divertido, en realidad.

— La mía también, bebé, precisamente por eso no quiero entrar — Jennie subió las escaleras delanteras y se dio la vuelta con un puchero.

— ¿Me recogerás mañana a primera hora entonces?

— Lo prometo — dijo Lisa, cerrando la distancia entre ellas. Jennie era un poco más alta que ella porque estaba de pie en lo alto de las escaleras — Y de todos modos, te llamaré esta noche como todas las noches, para que no me extrañes demasiado.

El rostro de Jennie se iluminó ante eso. — Tú lo has dicho.

Lisa asintió y le sonrió a su novia poniéndose de puntillas, capturando los labios de Jennie con los suyos.

Jennie envolvió sus brazos alrededor del cuello de Lisa y mordió con fuerza su labio inferior, ganándose un gemido bajo.

Lisa sabía que Jennie estaba jugando sucio; porque sabía que estas eran las cosas que la volvian loca, y estaba segura de que el plan de Jennie era hacer que se quedara, pero no había forma de que se enfrentara a los padres de la morena todavía.

Puso ambas manos en la mejilla de Jennie y se apartó.

— No hagas eso.

Jennie sonrió y apartó las manos de Lisa de su rostro, tomó el cuello de la chaqueta de la pelinegra y la empujó hacia la parte superior de las escaleras. Luego envolvió sus manos alrededor del cuello de Lisa, bajando sus labios hacia los suyos nuevamente.