Muerte Frustrada

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Ya me cuesta creer ahora las cosas que antes sabía con certeza, por el simple hecho de que descubrí que eran mentiras que ahora ni yo mismo me logro creer.

Cerrar los ojos para no ver la realidad, es tan inútil como intentar evitarla. Lo real te persigue, requiere y pide a gritos tú atención, sólo para verte caer en un abismo lleno de sueños rotos.

Ahora el silencio es mi compañero, y el dolor mi mejor amigo. Juntos son lo que ahora llamó rutina, y son mejor que nada, ya que por lo menos me hacen recordar que existo.

Mi nombre se desvanece, carece de importancia y con el tiempo será olvidado, lo que dejare atrás será igual de insignificante, lo suficiente para desaparecer conmigo y perderse en las sombras del tiempo.

Aquella a la que amaba seguirá su camino, y con el tiempo también olvidara ese amor que alguna vez intente demostrarle, pero que no fue suficiente.


Anecdotas de un Imbecil sin sueñosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora