𝟎𝟎. tae-moo.

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Una semana después

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Una semana después.

EL SONIDO RÍTMICO DE SUS ZAPATOS LLENABA EL AIRE, mientras caminaba con esa característica seguridad y elegancia que solo él portaba. Las personas a su alrededor se volvían para admirarlo, y cada paso que daba resonaba en el suelo, atrayendo la atención de aquellos que estaban en el aeropuerto. La mirada de Kang Tae-moo era penetrante, casi como la de un halcón. Su cabello, perfectamente peinado y sin ningún mechón fuera de lugar, lucía impecable.

—Debería llegar en una hora. Sí, lo entien-... —el café de aquella chica que horas atrás había estado en una bonita cafetería, salió volando por los aires cuando esos hombros anchos chocaron con ella. El vaso se estrelló contra el suelo, derramando su contenido caliente y dejando un rastro de líquido oscuro en el suelo del aeropuerto. La sorpresa se reflejó en su rostro mientras trataba de recuperarse del impacto inesperado.

Kang Tae-moo se detuvo en seco, y la miró inexpresivamente como solía hacer con cualquier persona irrelevante que se cruzaba en su camino.

—¿Qué te sucede? —preguntó ella indignada, pero cualquier rastro de molestia desapareció cuando logró ver su rostro, soltando una risa nerviosa y cambiando drásticamente su actitud—... ¿Estás bien? Estaba al teléfono y no me fijé por dónde iba.

—¿En qué cafetería?

—¿Eh?

—El café. ¿En qué cafetería? —repitió, mostrando menos entusiasmo por obtener una respuesta larga.

La muchacha frunció el ceño, sintiendo que la situación se volvía extraña.

—B-Bueno... lo compré en la... en la-

Tae-moo suspiró irritado y se agachó él mismo para tomar el vaso y ver la etiqueta. De inmediato, sus cejas se elevaron ligeramente.

"El aroma del amor"

Lo miró por unos segundos más antes de fruncir el ceño y con brusquedad arrojar el vaso nuevamente. Varios recuerdos llegaron a su mente.

—Debes fijarte por dónde vas —murmuró como último comentario, peinando su cabello y dándose la vuelta para seguir caminando.

Ella lo observó una vez más, indignada por su grosera actitud.

—¿Qué? ¿¡Qué fue lo que me dijiste?!

—No te preocupes, ya no hablaba contigo —la voz masculina detrás de ella la hizo voltearse.

—¿¡Y tú qué...?

Otro hombre angelical estaba frente a ella. Con un rostro adorable y lentes que lo hacían ver muy apuesto, Cha Sung-hoon, el secretario de Kang Tae-moo, le dedicó una pequeña sonrisa y se alejó sin dar ninguna otra explicación. La chica soltó un bufido incrédulo mientras los veía alejarse.

—Debería ser más específico. Al dirigirse a la gente —dijo cuando finalmente alcanzó a su jefe, quien miraba un anuncio publicitario con enfado—, pensó que seguía hablando con ella.

—¿Llamas a esto publicidad? —inquirió él, ignorando por completo el comentario de su compañero. Sin poder evitarlo, hizo una mueca de disgusto.

Su secretario dirigió su mirada al mismo lugar, confundido. Pronto se dio cuenta de lo que estaba pasando. Era un anuncio publicitario de Go Food con una persona completamente desconocida y sin mostrar claramente el producto. Al parecer, estaban promocionando dumplings.

—No se sabe qué producto están promocionando, y además están usando a un desconocido. —explicó Tae-moo molesto, mientras observaba detenidamente el anuncio.

—Tiene razón. No sé quién sea ese hombre...

—Averigua quién fue el responsable de esto, y hazlo de inmediato.

—Sí, señor.

Y quiero un café.

Sung-hoon lo miró extrañado, ya que sabía que su jefe no solía tomar café desde que...

—¿Qué? ¿Ahora? —interrumpió.

Tae-moo abrió la boca, pero la cerró de inmediato. No estaba seguro de su respuesta, así que negó con la cabeza.

—No, olvidelo. Cambié de opinión —soltó un suspiro frustrado. Parecía que incluso él no se soportaba a sí mismo—. Vámonos.

Tomó su maleta y siguió caminando, ahora con más prisa que antes. Sung-hoon esbozó una sonrisa forzada y soltó un suspiro. Luego, se apresuró a seguirle el paso.

 Luego, se apresuró a seguirle el paso

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𝐘𝐎𝐔 𝐀𝐆𝐀𝐈𝐍, kang tae-mooDonde viven las historias. Descúbrelo ahora