𝟎𝟎. mi-so.

1.5K 160 5
                                    

Una semana antes

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Una semana antes.

LA JORNADA MATUTINA COMENZÓ AGITADA para Kim Mi-so, mientras se movía a toda prisa entre la multitud de personas que llenaban las calles de Seúl. El estrés y la urgencia se reflejaban en su rostro mientras evitaba bicicletas y automóviles, manteniendo su equilibrio con un café en una mano y el teléfono en la otra.

—No puedes llegar tarde otra vez... —susurró para sí misma mientras respiraba aceleradamente.

En un intento por ahorrar tiempo, decidió tomar un atajo a través de un estrecho callejón. Sin embargo, rápidamente se dio cuenta de que había sido una mala elección. El camino estaba obstruido por cajas y carretillas, bloqueando su paso.

—No puede ser —exclamó frustrada. Parecía como si el mundo conspirara en su contra.

Desesperada, recurrió a su creatividad para encontrar una solución. Saltó sobre las cajas, se equilibró en las carretillas y sorteó hábilmente los obstáculos, logrando finalmente salir del callejón y continuar su camino.

Mientras corría por las transitadas calles, su teléfono sonó. Respondió rápidamente sin detenerse.

—Disculpe, estoy ocupada en este momento.

—Señorita Kim. —era su jefe, no podía colgar sin más.

Aclaró su garganta, intentando sonar lo más normal posible.

—¿Sí, señor?...

—Necesito hablar con usted antes de la reunión. ¿Podría pasar por mi oficina?

Mi-so suspiró largamente, ni siquiera se encontraba en el trabajo. Miró su reloj y frunció el ceño.

—No estoy segura de disponer suficiente tiempo, pero puedo pasar rápidamente antes de la reunión.

Con su mente llena de pensamientos y el teléfono pegado a su oreja, continuó corriendo. En su camino, pasó junto a una zona de construcción en la acera, donde un trabajador le advirtió sobre un agujero en el suelo.

—¡Cuidado, señorita! Hay un agujero allí.

—¡Gracias por el aviso!

Sin embargo, el consejo llegó tarde y ella ya había pisado el borde del agujero, perdiendo el equilibrio y cayendo al suelo, derramando su café sobre sí misma.

—¡Señorita! —gritó el hombre, corriendo hacia ella con preocupación—, ¿Se encuentra bien? Tenga más cuidado.

Mi-so, decidida a abandonar esa cruel vida en ese preciso momento, soltó un grito de frustración que asustó al pobre hombre.

—¡¿Por qué siempre me pasa a mí?! —miró al cielo, sintiendo las lágrimas amenazar con brotar.

No llores.

—¿Oiga?...

Lo miró, recordando que se encontraba en un lugar público y que todas las miradas estaban sobre ella.

—Estoy bien. Gracias. —se levantó rápidamente, sacudiendo el polvo de su ropa y continuando su camino sin perder el ritmo, a pesar de que estaba empapada de café y su piel ardía debido a la temperatura caliente de la bebida.

Finalmente, logró llegar a su destino y se planteó la posibilidad de cambiarse de ropa antes de dirigirse a la oficina del señor Yang. Sin embargo, no tenía más ropa y sabía que perdería demasiado tiempo.

—Señorita Kim, está empapada y llena de polvo —su compañera de trabajo, Yoo Eun-ji, se acercó con preocupación—... ¿Quiere que le traiga ropa seca? Tengo un conjunto en mi auto.

Mi-so, con la mirada perdida en un punto fijo, asintió sin pensarlo demasiado antes de entrar en la oficina de su jefe.

—Finalmente ha llegado —frunció el ceño al verla en ese estado poco profesional. Se aclaró la garganta, visiblemente incómodo con su aspecto—... Señorita Kim, ¿ocurrió algo?

Mi-so, sintiéndose un tanto avergonzada, intentó sonreír.

—Hubo algunos contratiempos en el camino. Lo siento. —-se inclinó, pidiendo disculpas.

Él asintió, tratando de cambiar de tema.

—Muy bien, entonces —la observó una vez más—... pero primero, tal vez quiera... limpiarse un poco.

Mi-so se percató de que su apariencia era un desastre. Con el cabello desaliñado, la ropa manchada y el café goteando aún de su vestimenta, no pudo evitar sentirse patética.

—Tomé —le extendió un pañuelo—. Puede lavarlo y dármelo después.

Ella agradeció y comenzó a limpiar su ropa con la cabeza gacha. Verdaderamente, deseaba que la tierra se la tragara en ese momento.

—Muy bien, empezaré abordando un asunto importante. —hizo un gesto para que ella se sentara.

—Sí, disculpe.

—El presidente de Go Food ha solicitado que organicemos una ceremonia de bienvenida para el nuevo presidente recién nombrado, y considero que usted sería la persona indicada para encargarse de esa tarea. Es un honor que el señor Kang nos pida eso.

De inmediato, la joven Kim sintió un escalofrío recorrer su espalda al escuchar las palabras del señor Yang y aquel importante apellido, y lo miró con el ceño fruncido de manera exagerada.

—¿Qué?

—Que... quiero que organice la bienvenida para el nuevo presidente de su empresa. ¿Hay algún problema? —preguntó su jefe, notando su reacción de sorpresa.

Mi-so se quedó en silencio por un momento, absorta en sus pensamientos.

¿Él regreso?...

—¿Kim Mi-so?

—¡No! —tapo su boca de inmediato, mirando la confundida expresión del hombre frente a ella.

—¿Disculpe?

Rápidamente, trato de corregirse.

—Que no... que no hay ningún problema, señor. Puedo encargarme de la bienvenida —dijo, tratando de mantener la compostura—. Lo haré.

¡¿Lo harás?!

El señor Yang la miró con atención, pareciendo darse cuenta de que algo no estaba del todo bien. Sin embargo, decidió no ponerle importancia.

—Muy bien...

—Gracias, señor.

—Le explicare todos los detalles después. Puede irse.

Y sin esperar un segundo más, Kim Mi-so salió de ahí.

Y sin esperar un segundo más, Kim Mi-so salió de ahí

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
𝐘𝐎𝐔 𝐀𝐆𝐀𝐈𝐍, kang tae-mooDonde viven las historias. Descúbrelo ahora