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父が父なら子も子 (Chichi ga chichinara ko mo ko)

Proverbio español: de tal palo tal astilla

Traducción: repetimos patrones en relación a nuestro origen o nuestro entorno


Ivet venía de haber vivido toda su vida en un pueblo costero de La spezia, Italia. San Terenzo apenas llegaba a los mil habitantes y la tranquilidad que se respiraba por sus calles hizo que creciese junto con sus dos hermanos en perfecta paz y armonía. Todo lo contrario a lo que pasó cuando pisó Barcelona por primera vez.

Su madre era catalana y su padre italiano, ambos trabajaban como profesores en La Spezia, ella enseñando español en el instituto y él en la Universidad Central como catedrático en la carrera de diseño de yates. Ivet fascinada con sus padres, soñaba con volar alto y desde pequeña tenía muy claro lo que quería estudiar, lo que había visto en casa le gustaba. Ella quería enseñar.

Tenía facilidad para el aprendizaje de idiomas y no le molestó añadir otro más a la larga lista al mudarse a España y tener que hacer bastantes asignaturas en catalán durante la carrera, a parte de que la mayoría por la calle parloteaban mezclando el español y el catalán. Tenía que acostumbrarse rápido si no quería tener problemas de adaptación.

Tras terminar la carrera no tardó mucho en que la llamasen de un colegio privado a las afueras de Barcelona, donde la gente con dinero pagaba por la educación de sus hijos. Ilusionada aceptó el puesto de trabajo y en unos meses se sentía como si hubiese estado años.

Ivet descansaba al sol para calentarse del frío y de reojo miraba a Yeray jugar él solo con una pelota de plástico de Barbie.

-Te vas a caer.- Anticipó Ivet al ver como Yeray correteaba delante suyo con los cordones desatados.

Y así fue, rozó el suelo con las manos y parte de la cara formando un raspón en la zona de la mejilla. Yeray miró a su profesora desde el suelo tirado e hizo un puchero por el dolor antes de que las lagrimas rodasen silenciosas por sus mejillas.

Ivet corriendo se levantó del banco y aupó al niño mirando bien los daños que se había hecho. Nada grave. Las manos intactas y en la mejilla un poco de sangre.

-Ha sido el susto.- Dejó que llorase sobre su bata blanca abrazado a ella. Acariciando su espada el niño se calmó y le llevó hasta la fuente para limpiarle la cara. -¿Te duele algo?- Se preocupó viendo cómo se llevaba las manos a la rodilla.

Lo sentó en el banco y le revisó cuidadosamente.

-¿Por qué siempre llevas los cordones desatados?- Le regañó al darse cuenta de que era algo normal en él. Solía llevar zapatos con velcro pero cuando tenían cordones siempre los llevaba desatados.

-Es q-que mi tito Gavi siempre los lleva así.- Balbuceó balanceando las piernas aumentándole la dificultad a Ivet en el proceso de atarle los zapatos.

-Voy a tener que hablar seriamente con tu tito Gavi.- Maldijo en voz alta. Cómo se le ocurría enseñarle a un niño a dejarse los zapatos sueltos si son un peligro andante.

El raspón de la mejilla tenía unos puntos rojos de sangre y miró mal la cara rechoncha de Yeray.

-Vamos a ponerte una tirita.

-Sí.- Gritó emocionado levantando las manos como una gran victoria. -Quiero de Spiderman.

Bajó del banco de un salto e Ivet temió que se volviese a caer. De la mano se lo llevó hasta la conserjería donde tenían un pequeño botiquín con lo básico.

IKIGAI | Pedri |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora