Temporada 1: [Capítulo 17]

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Anteriormente en: Mi esvástica

Fui a mi escritorio para sacar la última nota escrita a mano por mi padre, mire aquella hoja ya vieja, arrugada, amarillenta y aún con las manchas de su propia sangre. Mi corazón se desgarro al recordar todas las atrocidades que mi gente debió sufrir y por las que ahora aún es humillada, no puedo seguir viviendo si no los hago pagar por todo lo que me hicieron.

—No descansaré hasta que paguen por todo lo que nos hicieron, Vater.







[29 de septiembre de 1938]
Alemania, Gran Bretaña y Francia firman el Pacto de Munich que obliga a la República Checoslovaca a ceder a la Alemania nazi los Sudetes, incluyendo las posiciones de defensa militar clave de Checoslovaquia.

POV. REICH

Hoy es un día especial; aquí es donde inicio la segunda parte de mi plan. En donde, después de tomar el control total de Alemania, proclamándome como el único y auténtico líder nacional-solista, fue cuando comencé a ser reconocido en toda Europa cómo el Führer. Fue un trabajo difícil, tuve que manchar mis manos de sangre para acometer todo lo que fuese necesario para poseer en mis manos a mi hermosa nación.

Ahora, solo falta tener dominada a toda Europa, esclavizar a los malditos que ultrajaron mi tierra, asesinaron a mi padre y me despojaron de la vida que nunca pude vivir; comenzando con esas malditas potencias europeas y con el patético Polaco. ¿Acaso creen que me olvidaría de como arrebato esos territorios de mi padre? Aún recuerdo cuando era apenas un niño... y mi padre sufría por cómo perdía sus territorios, los que ahora son de Polonia, siento pisadas por los pies de esos sucios judíos polacos, como viven ahí sin culpa alguna, como lo gozan y no se arrepienten en lo más mínimo de lo que nos hicieron pasar, de la humillación que le hicieron pasar a Alemania.

—Mein Führer, ¿se encuentra bien?

—Si, Berlín, estoy bien.—intente recuperar la compostura, acomode la insignia recién pulida de mi padre y recordé que no debía alterarme más si en unos minutos me reuniré con esa perra francesa y su británico amante del té.— Solo recordaba algunas cosas.

—Entiendo, mi señor...—Berlín estacionó el carruaje enfrente de aquella hermosa estación del tren ubicada en Paris.— Hemos llegado, mein Führer.

Baje del carruaje y suspiré profundo echándole una vista a mi alrededor. No me había equivocado al pensar que Paris es mucho más hermosa al atardecer. Saque mi reloj de bolsillo para asegurarme de haber llegado puntual. [5:58 pm] Justo a tiempo.
Acomode los últimos detalles de mi traje, y espere junto a Berlín, el tren en donde estaría Francia y Reino Unido para firmar aquel pacto que teníamos pendiente.

Hace unos años, me enteré que el armisticio que mi padre firmó, fue aquí, en Paris. En un vagón de tren, de hecho, en el mismo vagón en el que yo indique y precisamente a esta misma hora. ¿Por que hice todo esto? Fácil, por la hermosa ironía de que esos dos bastardos se traguen sus acciones. Esto quedará registrado en la historia.

Un minuto después, el tren llegó y lo abordé junto a Berlín. Como lo indiqué, llegamos al vagón preciso y dándole un vistazo rápido, sonreí levemente al ver que este sitio era exactamente igual a las fotos en donde se encuentra a mi padre firmando el armisticio.

Era un vagón con aspecto de oficina, sencillo, pero elegante y ese hermoso escritorio frente a mi tenía encima de él aquel pacto que firmaría. Dos soldados franceses nos indicaron por donde pasar y de una de las puertas principales, entraron Reino Unido y Francia.

Mi esvástica: [LIBRO #1- TERMINADO]Where stories live. Discover now