Mi esvástica: [LIBRO #1- TERMINADO]

Temporada 2: [capítulo 25]

Anteriormente en: Mi esvástica

La recogí del suelo, y leí lo que tenia escrito en su reverso: "Mi dulce Hungry con nuestro amado hijo, Third Reich. 12 de Septiembre de 1909. Alemania, Múnich. —Second". Lo giré para ver la imagen y mis ojos se cristalizaron.

—Mamá...

22 de Febrero de 1905
Alemania, Múnich.

Después de que el artista terminara de pintar aquel hermoso retrato en donde salían la familia británica—francesa y alemana —austro—húngara, decidieron tomarse un descanso junto con un rato de convivencia.

La francesa acompañó hasta el jardín al húngaro, mientras sus esposos se quedaban en la sala platicando de política. Por ahora, buscaban platicar de otra cosa que no fuera de eso.

El cielo azul era hermoso, perfecto, despejado y soleado. Las mariposas volando de flor en flor, las abejitas polemizando mientras los retoños de la familia alemana jugaban entre los rosales. La risa tierna de los niños avivaba mucho el lugar.

Berlín se quedó a lado de Francia y Hungry, no le gustaba despegarse del esposo del hombre que miraba como a un hijo. La mano derecha de Second sabía bien que el húngaro era la felicidad de esa familia. Protegería eso con su vida si era necesario.

El alemán mayor sacó la tetera y antes de servir, el húngaro le detuvo con la mano, él le sonrió de forma dulce mientras tomaba el objeto con su mano.

—Berlín, ve a jugar con los niños. —le pidió con amabilidad.

—Pero Hungry...

—¡Tío Berlín! —era el pequeño Third Reich— ¡Ven a jugar con nosotros! , Weimar hace trampa.

—MENTIRA. —gritó a lo lejos el hermano mayor.

Los ojos amarillos de Berlín vieron con ternura al pequeño niño de apenas cuatro años. Suspiró resignado y asintió con la cabeza para después cargarlo entre sus brazos.

—Está bien, Hungry. Ven pequeño Reich, vamos a jugar.

—¡Si!

El austro—húngaro sonrió feliz mientras servía el té para él y su amiga, ella le agradeció. Ambos miraban como los niños jugaban con su tío, a Francia se le dibujó una tierna sonrisa en los labios.

—Tus hijos son muy hermosos, Hungry... el pequeño Third parece un muñeco por lo fino de su rostro, se parece tanto a ti...

—Gracias, Francy. Aún que yo siempre he pensado que los dos se parecen más a Second... —él suspiró con nostalgia— que lastima que mi padre nunca llegó a conocerlos.

La francesa puso su mano sobre el hombro de su amigo y le sonrió. Comieron unos cuantos aperitivos, aún viendo como los retoños jugaban, se reían y correteaban por el jardín.

—Francy...

—¿Si, Hungry?

—¿Que se siente ver a tus hijos siendo ya adultos..?

—Oh, bueno...

Francia guardó silencio unos segundos. El de ojos turquesas la quedó viendo en espera de su respuesta, el bien sabía que el matrimonio británico—francés gozaba de cuatro hijos ya adultos. Pero se alertó cuando los ojos azul lila de su amiga se llenaron de lagrimas.

—¿Dije algo malo, Francia? , perdóname no quería hacerte sentir mal... —buscó consolarla.

—No... no es eso. Es que, ellos no son mis hijos de sangre...