Capítulo 4

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A la mañana siguiente me despertaron unos rayos de sol que entraban entre los huecos de la persiana. Normalmente me muevo mucho en la cama, ya que soy muy inquieta, suelo despertarme con las sabanas en el suelo o enrolladas a modo de momia. Pero esta vez no fue así, tenía la cabeza apoyada en el pecho de Zeus, y las mantas descansabas normalmente sobre nosotros. Zeus al notar que me empezaba a mover soltó un quejido y enterró su cara en mi pelo, mientras me apretaba mas contra el.

Hasta que no comencé a moverme como una sabandija no pude escapar de ese cepo que eran sus brazos, elegí mi ropa y me fui al baño a asearme, quince minutos después ya estaba presentable. Cuando salí del baño Zeus se había dado la vuelta y abrazaba una almohada. Me acerque a el y le acaricie el pelo para despertarle.

Zeus ronroneo un poco y abrió un ojo lentamente, ahora parecía mas un gato que un hombre, después de remolonear un rato se fue hacia el baño.

Esa mañana desayunamos en el mismo lugar en el que cenamos la noche anterior, y partimos de camino a la Casa.

En el coche no dijimos nada, pero lejos de ser un silencio incomodo, era agradable no tener que establecer una conversación porque si. Habíamos partido tarde, asique en menos de dos horas tuvimos que hacer otra parada en un pueblo para comer. Después de comer dimos un paseo por el pueblo hasta que llegamos a una heladería.

Zeus pidió un helado de chocolate para el y otro de yogur para mi. Mientras nos comíamos el helado andamos hasta llegar a un parquecito situado en una pequeña ladera.

-       Nunca me imagine como seria mi pareja de vida, nunca me dio por pensar en ello. Pero ahora se que tu eres lo que he estado buscando toda mi vida sin saberlo.

Me desmonto completamente, en mi cerebro ya no funcionaba ni una neurona, era como si una niebla las atontase.

En ese momento todo empezó a ir mas despacio, como si vieses una película a cámara lenta. Zeus se aproximo lentamente hacia mi, agacho un poco su cabeza y me tomo de la cintura, yo coloque mis manos en su pecho. Y justo en ese momento, en el que Zeus se inclinaba para acabar de juntar nuestros labios una tundra de niños pequeños apareció de la nada.

En un momento estaba seca y al segundo siguiente mojada.

-       ¡ GUERRA DE AGUA! –Gritaban los niños

Nos habíamos colocado en medio de una guerrilla de globos de agua, y habíamos salido algo escaldados.

Por la tontería de la situación no pude evitar reírme a carcajadas, mientras Zeus me miraba sorprendido, me había separado un poco de el, pero no lo suficiente para soltarme.

Entre risas y bobadas volvimos a emprender el camino al coche de Zeus.

El paseo de vuelta duro una media hora, pero con el calor que hacia la ropa estaba casi seca. Yo me había recogido el pelo en una coleta, porque al haberse mojado tendría que parecer aquello un nido de pájaros.

Ya nos quedaba muy poco para llegar a la Casa, apenas dos horas. Yo cada vez me iba poniendo mas nerviosa, solo de pensar que estaría en una manada de leones era suficiente para poner a cualquier persona al borde de un ataque de nervios. Zeus me agarro la mano, mientras me la acariciaba para intentar calarme .

-       No te preocupes, no les importara que seas humana, ellos te acogerán tal como eres. Llevo en esa manada desde que nací, y pondría la mano en el fuego porque ninguno de los integrantes de mi manada tendrán reparos en que tu seas mi pareja.

Los Kapa (I)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora