Capítulo 5

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-       joder mierda, os ibais a ... lo siento- se disculpo atropelladamente Zac

-       no pasa nada Zac, ¿qué querías?- respondió Zeus lacónicamente

-       Toda la manada vamos a estrenar la habitación de cine y vamos a ver un par de pelis, una de dibujos para los niños y luego otra para los mayores. Subí para ver si queríais venir.

Zeus me miro, y yo asentí la cabeza la verdad es que tenia ganas de ver la habitación del cine, creí que solo existía en las películas. Zac se fue y yo saque mi pijama para estar mas cómoda, que consistía en una camiseta ancha y unos pantalones cortos. Zeus también se puso su pijama y bajamos juntos a la sala.

La sala era casi tan grande como el salón, con la única diferencia que todo el suelo eran colchones y había un montón de cojines frente a una televisión enorme. Toda la manada ya estaba buscando sitio. Zeus y yo nos tumbamos en medio de la sala apoyándonos en unos cojines. La primera película efectivamente fue de dibujos para los niños.

Un poco apartado había un niño pequeño que no debía de tener mas de seis años, nos miraba por el rabillo del ojo, y cuando yo le devolvía la mirada la apartaba rápidamente. Tire un poco de la camisa de Zeus para llamar su atención y le hable bajito para no molestar.

-       Zeus ¿quien es ese niño de allí? – le pregunte disimuladamente.

-       Se llama Zareb, mataron a sus padres delante de el, desde entonces no ha vuelto a hablar ni a acercarse a nadie. Intentamos cuidarlo entre todos, pero ya no sabemos que hacer.

Espere a que el niño nos mirase de nuevo, y le hice una pequeña seña para que se acercase a nosotros, al principio estaba receloso, quería venir pero a la vez no deseaba hacerlo. Yo me limite a hacerle mas señas para que viniese.

Al principio nadie se paro a mirar, pero al ver que Zareb se movía le prestaron atención de una manera disimulada. Al principio le miraban de reojo y luego ya centraba su vista en el. Zeus lejos de mirar al niño me miraba a mi. Finalmente Zareb se acerco a nosotros, y se quedo mirando la pantalla, estaba cerca de nosotros, pero no lo suficientemente ceca para tocarnos. Zeus me sonrió y me acerco mas contra el, pero yo todavía no estaba contenta. Yo no sabia lo que era perder a tus padres delante de tus ojos, pero si entendía el sentimiento de soledad que implicaba el no tener a nadie a quien acudir. Probablemente Zareb lo habría notado, como dice el refrán problema de muchos remedio de tontos.

Inicialmente Zareb estaba tenso mientras miraba la pantalla, estático, en lo que parecía una postura muy incomoda, perso según la película fue avanzando Zareb se relajaba, hasta se permitió que su brazo rozase mi pierna sutilmente.

Cuando la película de dibujos acabo, la mayoría de los niños estaban dormidos en el suelo, bajo el abrigo de sus padre o familiares, todos menos Zareb. Este seguía mirando atentamente la película, aunque ahora lo único que salían eran los créditos, sobre un fondo negro. Poco a poco me incorpore y me acerque hasta el.

-       ¿quieres que te acompañe a tu cuarto Zareb?

Zareb no me contesto, únicamente me miro y asintió con la cabeza. Me costo dios y ayuda no ayudarle a levantarse del suelo, pero sabia que no quería ser tocado. Ambos nos levantamos y salimos del salón junto con las otras madres que llevaban a sus hijos en brazos, dormidos, como si fueran ángeles. Muchas de ellas nos miraban sorprendidas, no se si era por el hecho de ver a Zareb interactuar con una persona, o mas por el hecho de que esa persona fuese yo, pero tampoco me pare a preguntar.

Acompañe a Zareb hacia su cuarto en el segundo piso. Al entrar en la habitación me pareció que nos habíamos equivocado de cuarto, ese cuarto no era de un niño, era de un joven adulto.

Las paredes eran azules así como el edredón que cubría la cama, aunque tuviesen diferentes tonalidades. Los muebles eran d madera, y la habitación o tenia ni un juguete, en cambio tenia una estantería repleta de libros. Probablemente fuese por la estantería por la que podías adivinar a quien pertenecía la habitación, estaba llena de libros infantiles cuentos e historias. Zareb se tumbo en la cama y se tapo con la sabana. Con una mano señalo la estantería que tenia delante.

-       ¿quieres que te lea un cuento?- no contesto, solo asintió con la cabeza- Que te parece "cuidado con el lobo"

Cuando Zareb volvió a asentir tome el libro de su lugar y me senté al final de la cama a leerle, no pude avanzar mucho, cuando llevaba escasamente diez paginas Zareb había caído dormido. Cuidadosamente devolví el libro a su sitio y salí cerrando la puerta. Me dirigí de nuevo a la sala de cine, no sin perderme antes.

En la sala de cine ya estaban casi todos los adultos, asique decidieron que ya era hora de ver la película, yo me acerque a Zeus.

-       ¿se ha dormido? – me pregunto

-       Si, le he leído un cuento y ha caído muerto- dije sonriendo

Zeus me miro y me sonrió, me apretó contra el y nos dispusimos a ver la película.

Después de una hora y media la mayoría de la sala había caído muerta de lo mala que era la película. El único que parecía disfrutarla era Zac, que estaba sentado frente a la pantalla abrazando un cojín. Esta escena solo pudo hacerme recordar a la película de los ciento un dálmatas, cuando el cachorro coloca una patita sobre la tele.

Zeus y yo decidimos irnos a dormir antes de que la peli acabase. Desde la puerta nos despedimos de aquellos pocos que todavía quedaban despiertos, aunque eran pocos.

Cuando subíamos insistí pasar por la habitación de Zareb haber como estaba, ese niño me despertaba un instinto de protección, tenia una necesidad de cuidarlo de protegerlo.

Cuando comprobé que todo marchaba bien cerré la puerta. Detrás de mi estaba Zeus.

No dijo nada y creo que no hizo falta. Me agarro de la cintura y me atrajo hasta el. No había nada que nos hubiese hecho detener lo que estaba apunto de pasar, ni una alarma, ni un llanto, ni una interrupción no deseada.

Sus manos agarraban mi cintura de una forma gentil, pero sin ser brusca. Esta vez las coas no sucedieron lentas como otras veces. Lo sentí todo, a la vez nada.

 Sus labios se posaron sobre los míos, en un principio pidiendo permiso, como si fueran tímidos. Pero luego se torno algo primitivo, sobre lo que yo ya no tenia control. No era dueña de mi propio cuerpo, ni de lo que hacían mis manos  en su pelo, ni de cómo mi lengua jugaba con la suya.

Finalmente nos separamos por falta de aire, jadeando levemente, y lo único que pude hacer era sonreír como una pánfila. Jamás había sentido eso, tenia tal subidón de adrenalina como si acabara de bajar de una montaña rusa.

- Eres magnifica Maya, esto que estas haciendo por Zareb no hace mas que reforzar mi punto. Has conseguido que todo el grupo te acoja desde niños hasta adultos. A mi me has hecho el Kapa mas afortunado del mundo. Se que aun no estas segura de que seamos mates, pero yo lo siento, muy dentro de mi, que como tu no ha habido ni habrá nadie mas.

Los Kapa (I)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora