El pulso de George temblaba en el volante. No era completamente consciente de lo que estaba haciendo. El cielo estaba nublado y llovía, haciendo que, aunque fueran las cuatro y media de la tarde, pareciera que estaba a punto de anochecer.
Aparcó en un sitio que encontró al lado de la acera y bajó del coche, metiéndose las llaves y el móvil en el bolsillo.
Llamó al timbre y la voz de Wilbur lo saludó por el telefonillo.
-Hola, George -murmuró -. Bajamos ahora.
En pocos minutos, George vio bajar por las escaleras del piso a Wilbur, Tommy, Tubbo y Ranboo. Sin decir nada, los cinco chicos se metieron dentro del coche de George y el moreno comenzó a conducir.
-George -la voz de Wilbur resonó en el silencio -, no tienes por qué hacerlo si no quieres.
Su mirada se deslizó hacia los ojos de Wilbur.
-Sabes lo que va a pasar -recordó el rubio.
-He tomado una decisión -dijo con firmeza -. Si vosotros vais, yo también. Sois mis únicos amigos.
Wilbur suspiró. De alguna manera, sentía que estaban obligando a George a ir con ellos.
Unos minutos más tarde, el coche se detuvo delante de un edificio grande que parecía abandonado. George aparcó en un parking cercano y el grupo fue andando hasta allí.
Ninguno se atrevía a decir nada. Sabían a dónde iban, y sabían por qué.
-George, te lo repito -dijo Wilbur -. Una vez entres, no podrás salir.
-Estoy seguro de lo que hago -murmuró, aunque no lo estaba en absoluto.
-George, literalmente estás entregando tu vida.
El chico se mordió el labio inferior.
-Tampoco tengo nada mejor que hacer con ella -contestó, encogiéndose de hombros.
Wilbur bajó la mirada, dispuesto a no decir nada más. Al fin y al cabo, era la decisión de George, no la suya.
Llegaron delante de la puerta del edificio. Era un gran portal de hierro poco discreto con dos guardias de traje rojo y máscara negra custodiándolo.
George fue el primero en pasar.
-Jugador 187 -murmuró. Los guardias abrieron lentamente el portón para dejarle pasar. Detrás de él fueron el resto de chicos.
Ya no había vuelta atrás. Había entrado.
Allí, un guardia le pidió todas sus pertenencias y que vaciara los bolsillos. Recogió el uniforme con su número en la entrada y se apresuró a ponérselo por encima de su ropa. Luego continuó por el pasillo hasta dar a una enorme sala de color gris. Las paredes apenas se veían, ya que las tapaban montones de literas. Había muchísima gente allí, probablemente más de doscientas personas, con el mismo uniforme que él. Al final de la sala había otro portón gris idéntico al de la entrada, el cual vigilaban dos guardias.
En cuanto vio el lugar, George se arrepintió por completo de haber entrado. Ni siquiera sabía por qué lo había hecho.
-Hey, George -dijo Tommy al verlo pálido -. ¿Te encuentras bien?
-Um, sí, sí -balbuceó -. Perfectamente. Um, podéis marcharos sin mí, voy al baño.
George corrió hacia los baños y se apresuró a echarse agua en la cara. Se había agobiado un poco, cada vez era más consciente de que aquello era una locura y que estaban enfermos por decidir ir.
Colocó sus codos en la encimera del lavamanos y apoyó su frente en la palma de sus manos. Se quedó unos segundos reflexionando hasta que escuchó una voz dirigirse a él.
-¿Te encuentras bien?
George inmediatamente se giró. Era uno de los guardias, pero iba sin su máscara. Lo primero que le llamó la atención a George fue su altura: era bastante más alto que él. Luego se fijó en su rostro: tenía el cabello rubio oscuro y los ojos verdes, y unas escasas pecas repartidas por su rostro. Le pareció atractivo, y George inmediatamente se puso algo nervioso.
-Ah, um, sí -contestó -. Eh, sólo... me mareé un poco.
-Entiendo -tarareó el chico -. Bueno, si quieres que te acompañe hasta enfermería...
-No es necesario -dijo rápidamente -. Ya me encuentro mejor.
-¿Estás seguro? Estás muy pálido.
George se miró en el espejo y comprobó que el chico tenía razón, estaba más pálido de lo normal.
-Uh, se me pasará pronto.
Se apartó un mechón de cabello de la cara y, sin mirar más al chico, salió del baño y buscó rápidamente con la mirada al resto de su grupo. Le llevó bastante encontrar a Tubbo en una esquina de la sala, quien también buscaba a Wilbur, Tommy y Ranboo. Entre los dos consiguieron encontrar al resto, quienes ya se colocaban cada uno en las posiciones que les habían indicado un par de guardias anteriormente. Tubbo y George ocuparon su puesto segundos antes de que uno de los guardias que vigilaba la puerta comenzara a hablar.
-Bienvenidos a todos a los Squid Games -saludó, sin quitarse la máscara -. Como ya sabéis, durante estos días se realizarán una serie de seis juegos en los que los ganadores pasarán al siguiente día con vida y los perdedores serán eliminados permanentemente.
George bajó la vista, nervioso. Debería de haberse puesto unas zapatillas más cómodas para correr.
-El jugador que consiga llegar a la final y ganar el juego del calamar ganará un premio de aproximadamente treinta millones de dólares -continuó -. Sólo habrá un ganador, y no se realizarán excepciones.
George notó la mirada tensa de Tubbo sobre él. Levantó la vista y ambos se dieron una pequeña sonrisa nerviosa.
-Muy bien, dicho esto, ya pueden dirigirse al primer juego -terminó de anunciar el guardia, apartándose hacia un lado mientras otros dos abrían los grandes portones de hierro. La gente comenzó a correr hacia la puerta, mientras que George y el resto del grupo prefirió ir caminando con calma.
-Hey, tú -un guardia se acercó a George y lo señaló, haciéndole un gesto para que se acercara a él. George miró al resto y les hizo una seña para que siguieran andando.
George caminó nervioso hacia el guardia hasta que vio cómo se retiraba la máscara y aparecía el chico con el que antes había hablado en el baño.
-Hey, ¿te encuentras mejor? -le preguntó.
-Sí, algo mejor -contestó -. Gracias.
-Um, claro -murmuró en respuesta -. ¿Tu nombre es...?
-Ah, George -balbuceó -. ¿Y el tuyo...?
-Cl... Dream -el rubio rectificó.
-¿Dream? Un nombre un poco extraño, ¿no? -se burló George de forma amable.
-Bueno, soy un guardia, supuestamente no debería darte mi nombre -se excusó -. Supuestamente, no debería estar hablando contigo. Vas a llegar tarde al primer juego y... bueno, no deberías.
-Um, sí, claro -dijo -. Nos vemos... ¿luego?
-Sí, supongo -contestó Dream, viendo como el chico se alejaba corriendo.
Le había parecido lindo. Al fin y al cabo, aquel era el motivo por el que había hablado con él.
Sin embargo, Dream sabía cómo acabaría aquel chico.
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𝗽𝗹𝗮𝘆𝗲𝗿 𝟭𝟴𝟳 [ 𝖽𝗋𝖾𝖺𝗆𝗇𝗈𝗍𝖿𝗈𝗎𝗇𝖽 ]
Fanfiction❝ No voy a dejar que mueras. Te juro te que protegeré con mi vida, George, pase lo que pase. ❞ [ inspirado en los squid craft games ]