93 12 17
                                    


          En una casa pequeña, típica japonesa antigua prolijamente ordenada y silenciosa, un conejo se encontraba durmiendo profundamente luego de no poder hacerlo durante días.

          Una carta estaba en sus manos, el sobre dejado en algún lugar del piso, el lazo de sus orejas a medio desatar y roncando suavemente. Parecía tranquilo, sereno, al fin en paz...

          Hasta que alguien abrió la puerta de golpe.

          Una chica en ropa interior de encaje negro, medias cancan rojas hasta el muslo y algún tipo de vestido de tul negro holgado, que solo le tapaba hasta el inicio del muslo y dejaba uno de sus hombros al descubierto, camino descalza hasta donde estaba dormido el chico y se inclinó a su lado.

          —Usagi— susurró con voz cansada, pero el otro no se movió.

          —Usagi...— repitió con más fuerza y lo sacudió levemente. Nada todavía.

          —¡Usagi!— gritó y le dió una cachetada, ya harta, y el conejo de despertó con un chillido.

          —¡Ow! —se quejó el chico en voz baja y se frotó la mejilla. Aún aturdido por el sueño, abrió los ojos con pereza y se encontró con la cara de la chica encima suyo, mirándolo con aburrimiento y frustración. —¿Quién...?

           La chica se encogió de hombros y se alejó para que Usagi pudiera sentarse adecuadamente.

          —No te levantabas, ¿Qué querías que hiciera?— contestó como si fuera lo más obvio del mundo.

          Él la miró por unos segundos, procesando, luego bajó su mirada al resto de su cuerpo, la miro a los ojos de vuelta y parpadeó dos veces.

          —Señorita.

          —Esa soy yo, si.

          Usagi abrió la boca para hablar, luego la cerró, luego la abrió de vuelta y parpadeó de nuevo. La chica solo lo miró con un fastidio que parecía que quería pegarle de vuelta.

          —Si no le molesta que pregunte, ¿Puedo saber por qué...? — se calló y señaló su ropa con un gesto en su mano para darse a entender.

           ¿Parezco una ramera que lloró toda la noche por su miserable vida y ahora tiene el rimel corrido y la voz destruída? Completó ella en su mente, pero pretendió no entender y solo levantó una ceja.

          —No sé de qué hablas.— mintió y se levantó, cruzándose de brazos— Ahora levántate, vamos a salir.

          El chico frunció el ceño mientras la veía (aún algo dormido) caminar hasta la puerta, pero rápidamente se dió cuenta de la marca fresca que se lograba ver en el tobillo izquierdo debajo de las medias.

          —Señorita, ¿Por qué la marca de mordida en su tobillo?
         
           La autora se detuvo en seco y de quedó en silencio por unos segundos. Luego respiró profundo y, con un ligero temblor (por el frío invernal o algo más, no sabía) y le dió la sonrisa más falsa que existía en la tierra.

           —Usagi, Miyamoto, mi amor, mi vida, cosita bella, luz de mis días, rocío del alba, nectar de vida eterna, bombón de Bariloche, cantó de ruiseñor, bizcochito con miel, ¿Querés dejar de cuestionar mi estado y hacerme caso por una vez en la vida?— preguntó con una voz dulce y suave y las manos detrás de su espalda, como si intentara detenerse de cometer algún tipo de crimen.

          Las orejas de Usagi se encogieron levemente.

           —¿Para que quiere ir afuera conmigo, de todos modos?

          Y, oh-oh, esa fue la gota que colmó el vaso, porque la chica tuvo un tic en el ojo y caminó de nuevo hasta él para agarrarlo de los hombros con fuerza y obligarlo a mirarla mientras hablaba.

          —Escuchame simp de quinta, ¡Tuve la noche más rara del mundo y me dijeron la frase más traumática de mi vida y no pude dormir en toda la noche y me di cuenta de que no puedo depender de MUSAS CAPRICHOSAS COMO VOS QUE ME DIGAN CUANDO ESCRIBIR Y CUANDO NO! ASÍ QUE TE VAS A LEVANTAR, VAS A AGARRAR TODOS LOS POEMAS QUE ELEGISTE PARA LA CITA DE MAÑANA, Y ME LAS VAS A LEER MIENTRAS CAMINAMOS EN LA CALLE PORQUE VOS SOS UN DEPRESIVO QUE ODIA LA NIEVE PERO YO ME INSPIRO CON ELLA Y ENTRE LOS DOS VAMOS A ESCRIBIR EL CONDENADO CAPITULO VEINTICUATRO ANTES DE QUE NICOLAS SECUESTRE A MI GATO DE NUEVO, ¿ENTENDIDO?

          Usagi miro a la chica.

          La chica miró a Usagi.

          Entonces ella empezó a llorar y cubrió su rostro con sus manos mientras prácticamente le suplicaba.

          —Por favor, estoy desesperada. Ya no se que hacer, mis lectores me han escrito preocupados porque no actualicé en todo el mes, ni siquiera he publicado un solo dibujo en el libro del tras telones, no sé por dónde empezar en el de drabbles, ¡Necesito que cooperes para terminar tu arco de planteamiento psicológico o sino pasará el año y todavía no habré llegado ni a la mitad de la trama...!

          Usagi hizo una leve mueca, encongiendose en su lugar mientras la escuchaba llorar, y vacilantemente colocó una mano en su hombro en un intento de reconfortarla. La chica lo miró entre lágrimas con ojos suplicantes, y finalmente suspiró con cansancio.

          —...Ire por los poemas.

          Y las lágrimas al instante se reemplazarom por una amplia sonrisa de victoria. Hizo un pequeño puño de victoria en el aire mientras Usagi se levantaba para buscar los poemas en el escritorio, y limpio con cuidado sus lágrimas (para no arruinar más su rimel) mientras se ponía de pie otra vez.

          —Ah, pero...

          —¿Pero?

          El chico la miró por un segundo y volteó rápidamente su vista de nuevo a los poemas, sus orejas encogiéndose de nuevo.

          —Por favor, pongase algo de mi armario.

         Claro, conmigo si te acuerdas de voltear, pensó irónicamente, pero no dijo nada y se fue a buscar un haori o algo a su armario.

          —¿Cinco serán suficiente?

          Silencio.

          —...Si, llevaré más.

          Así, entonces, dos adolescentes privados de sueño salieron a caminar a las tres de la mañana con uno leyendo poemas y la otra anotando atentamente en un cuaderno.

          (Y si la chica puso accidentalmente su pie para que Usagi se cayera cuando escuchó uno especialmente depresivo, nadie tenía que saber nada).
        

            //El capítulo veinticuatro está actualmente a medio escribir. Esto solo fue algo que escribí para informar que tendrán una actualización pronto... aunque un par de dibujos junto a un aviso también hubiera funcionado(?

          Ah, y sobre la vestimenta y la mordida, si quieren después cuento chisme por aquí jsjs     

Tras telones de Kame, UsagiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora