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Sipnosis:
Un año ha pasado...
Un nuevo juego.
Y un nuevo asesino.
↓
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Ya habían pasado varios días, Lana y yo en estos días salimos a lugares públicos, parques, restaurantes, cine, etc.
Hace un día que se había mudado a una casa que su tío había comprado. Quedaba en un lugar muy lujoso y no tan lejos de la mansión.
Hoy iría con Evan a la mansión del bosque. Lana, su tío y acuario fueron desde temprano a la empresa, el señor Marcus dijo que hoy debía estar ahí ella, ya que no había estado en varias reuniones por salir conmigo, no lo dijo en un modo malo, pero sí me sentí culpable, ahora Lana tenía que pasar mucho tiempo en la empresa con acuario y su tío para ponerse al corriente con los negocios que habían estado haciendo.
Evan bajaba las escaleras, yo estaba terminando de desayunar.
—Vámonos —dijo en tono frío y caminó fuera de la mansión, salí tras de él.
Subimos a su auto y arrancó el motor.
Recosté mi cabeza en la cabecera del asiento y miré por la ventana. Después de un rato, escuché la voz de Evan.
—Creí haberte dicho que no te acercaras a esa niña.
—No te debe importar si me acerco, hablo con ella, o no —lo miré.
—Sabes que gusta de ti y sigues ahí —ríe sin ganas—, te gusta la atención, te gusta que todas y todos estén tras de ti —acusó.
—Sí —dije cínicamente—, a ella y a ti ya los tengo comiendo de mi mano —le sonreí con un orgullo falso.
No dijo nada más, se mantuvo en silencio. Después de una hora, llegamos a la mansión en el bosque, bajamos del auto y entramos.
Hace tiempo que no venía para acá, todo seguía igual, bueno, no todo, Jane ya no venía a recibirme como antes.
—Iré a ver algo a la oficina de acuario, si quieres ve a ver a tu amiguita —caminó hasta la oficina y se quedó parado en la puerta—. Si es que quiere verte —dijo burlón, lo miré con enojo.
Giré a ver todo alrededor, caminé hasta la sala y ahí había un montón de chicos, me acerqué a uno de ellos.
—¿Has visto a Jane? —pregunté, él me miró.
—Creo que está en el sótano —dijo en tono amable, le agradecí y caminé al sótano.
Caminé por los pasillos, bajé las escaleras hacia el sótano, la puerta estaba entreabierta. Escuché unas voces, me acerqué más, una de las voces era de Jane y la otra no sabía con exactitud.
—¿Cómo puedo ser amiga de él? —escuché hablar a Jane—. No sabía que era difícil querer a alguien a quien no le gustas.
—Nadie lo sabe —se escuchó una voz masculina.
Susurró esto último, sabía que se refería a mí. Abrí más la puerta para que Jane y la otra persona pudieran verme, ambos giraron a verme.