❝𝐌𝐞𝐧𝐭𝐚𝐥 𝐀𝐬𝐲𝐥𝐮𝐦❞ 𝚁𝚒𝚟𝚊𝚛𝚒

⟨❝ O6 ❞⟩

— ¡Samantha, es suficiente! —grité, pero ya era demasiado tarde.

La cara de Mad-Olli estaba toda ensangrentada y sus ojos estaban en blanco, un diente caído al suelo.

Roberto, el Hombre-Niño no parecía molestarse por esto. Simplemente nos lanzó una mirada como si estuviéramos molestando a Mister Panda y a él en su rato de televisión.

Tomé el brazo de Samantha y traté de alejarla, pero sus ojos deletreaban asesinato.

Era como si estuviera poseída.

Samantha era demasiado fuerte; ni siquiera se movió cuando la intenté alejar.

Necesitaba ir lentamente en esta situación, un movimiento equivocado y probablemente terminaría pareciéndome a Olli.

— Samantha —yo la llamé—. Necesitas calmarte. Olli es un matón, sólo está jugando contigo.

Samantha volvió sus ojos furiosos hacia mí.

— ¡Nadie habla así de mi madre! —le gritó a Olli.

Era gracioso como una desagradable palabra sobre su madre la había enfurecido cuando ella fue quien la mató a sangre fría.

Tal vez Samantha tuvo algunos problemas serios con mamá.

— ¡Lo mataré! —dijo con los dientes apretados.

Justo en ese momento Germán, pasaba por allí y vio el desastre.

— ¡Llama al Dr. Guarnizo con urgencia! —le dije y me volví para mirar a Samantha.

— Si intentas hacerle daño más de lo que ya lo has hecho, te pondrán una camisa de fuerza y te llevarán a aislamiento. ¿Quieres eso?

Otros pacientes estarían aterrorizados de siquiera pensar en la camisa de fuerza y aislamiento, pero en el caso de Samantha, no parecía molesta.

— ¿No querías veinticuatro horas fuera de la institución, crees que lo lograrás con este comportamiento?

Eso parecía haberlo logrado porque su respiración que había sido errática hacia un momento comenzó a calmarse.

Puse una mano en su hombro, y no pude evitar notar como los músculos se flexionaban debajo de mis dedos.

Un minuto más tarde, Sergio fue colocado en una camilla. Abrió un ojo y me pasó una sonrisa, sus dientes manchados con sangre que corría por su barbilla. La camilla se alejó cuando Olli fingió un gemido.

Entonces, simplemente todo hizo clic en su lugar.

El plan de Olli era meter a Samantha en problemas.

Sabía sobre la naturaleza violenta de Samantha y su mal genio, se había aprovechado de ello.

¿Que tan loco estaba Mad-Olli en la escala del uno al diez?

Yo diría cien.

Llegaron algunas enfermeras y dos guardias de seguridad, seguidos por Juan, que parecía furioso. Los cuales contuvieron a Samantha como una prisionera y le pusieron la máscara en la cara.

Samantha sólo miró impasible, sus rasgos no reflejaban ninguna emoción. Y tal como le había dicho, le colocaron una camisa de fuerza.