⟨❝ O2 ❞⟩

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Juan se frotó la frente con frustración.— Desearía poder decir que no es gran problema, Abril, pero no puedo. Samantha está en alguna parte, sólo Dios sabe dónde. Te engañó para que pensarás que era Millaray.

— Lo sé. Era demasiado convincente, Juan. Si estuvieras en mi lugar, probablemente también la hubieras confundido con un médico. Confía en mí por favor —le supliqué.

Esta vez las lágrimas corrieron por mi cara sin que me diera cuenta.

Una paciente psicópatica salió debido a mi error.

Podría perder mi trabajo, o peor, alguien podría salir lastimado.

— Millaray te quiere fuera de está ala —dijo pasándome un montón de pañuelos.

— Entiendo —exclamé.

Germán, el chico de seguridad entró corriendo en la habitación. El chico alto y tímido parecía agitado.

— ¿Qué pasa, Germán? —Juan preguntó.

— No le va a gustar esto, doctor —dijo, y sin esperar añadió—. Recibimos noticias de que un Nissan blanco estaba escondido en el bosque a unos pocos kilómetros del hospital. Alguien irrumpió en un apartamento cercano y el hombre fue encontrado inconsciente en el piso con...

— ¿Marcas de mordidas? —Juan terminó por él.

Germán tragó.

Estaba aterrado de siquiera hablar de ello—. Parece que falta un trozo de carne en el área del hombro.

Juan suspiró.— Samantha.

— ¡Oh dios mío! —Eso es todo lo que dije y lo único que recuerdo es que mi cabeza daba vueltas y que alguien gritaba pidiendo ayuda.

Cuando abrí los ojos, me di cuenta de que todavía estaba en la oficina de Juan.

Yo estaba acostada en la cama de chequeo para los pacientes.

Me senté derecha y desde las finas cortinas pude ver a Juan y Millaray hablando entre ellos.

Mi cerebro todavía tomando tiempo para procesar lo que había sucedido hasta ahora.

La verdadera Millaray, con mechas y la cara de Yuri, estaba hablando con Juan.

Me sorprendió mirándola y me lanzó una mirada, que estaba llena de desdén y no culpé a la chica.

Si una lunática me atara a la cama y si la enfermera se negaba a reconocerme, también estaría tan enojada.

— ¿Cómo te sientes? —Juan me preguntó. Sigue siendo tan agradable y dulce a pesar de como la había jodido.— ¿Quieres un poco de agua?

Asentí.— ¿Cuánto tiempo pasó?

— Alrededor de una hora —el respondió, abriendo el mini refrigerador y entregándome una pequeña botella de agua.

— ¿Ese hombre... está muerto? —pregunté, fallando en mantener el miedo fuera de mi voz.

Me arrebató la botella de las manos y desenroscó la tapa, allí fue cuando me dí cuenta de que me temblaban las manos.

— Lo han llevado de prisa al hospital —Juan dijo—. La buena noticia es que pudieron atrapar a Samantha.

Solté un suspiro de alivio.— ¿Eso significa que la están trayendo de vuelta aquí?

— Si. Ya están en camino —Juan sonrió—. No te preocupes. Pueden ocurrir errores, sobre todo cuando se trata de una loca como Samantha. Millaray también me dijo que cuando pensabas que ella era Samantha, y entraste en la habitación, le quitaste la boquilla ¿Es cierto?

❝𝐌𝐞𝐧𝐭𝐚𝐥 𝐀𝐬𝐲𝐥𝐮𝐦❞ 𝚁𝚒𝚟𝚊𝚛𝚒Donde viven las historias. Descúbrelo ahora