4 | Recuerdos

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Mis colmillos están en su cuello.

Su sangre baja por mi garganta hasta instalarse en mi estómago, logrando hacerme sentir completamente completo. Jisoo tiene sus ojos cerrados mientras aprieta con su manos la misma manta que usamos aquella vez en que bebí por primer vez su sangre, ahora es la segunda. Me detengo cuando algo dentro de mi, o simplemente cierta piedra morada, me dijo que me detenga, así que saqué mis colmillos lentamente de su cuello para no ocasionarle más dolor del que ya lo hago.

En mi cuello yacía un collar, uno que llega hasta mi clavícula y tiene la piedra morada colgada en ella. Podría decir que la cadenita se parecía a la de Felix, la única diferencia entre el mio y el suyo, es claramente la piedra morada. Sin embargo, no me quejo, porque después de todo es un morado precioso que combina con mi piel.

Paso mi dedo pulgar por la comisura de mis labios para limpiar el resto de sangre que quedó allí y luego introducir el mismo en mi boca, sin querer desperdiciar ni la más mínima gota de la deliciosa sangre de Jisoo. Una vez que termino con esto, me acerco hacia la misma canasta que Jisoo trajo la primera vez y de allí tomé una pequeña curita, le saqué su envoltura con delicadeza y luego lo llevé hacia su cuello, en donde se hacían ver mis dientes marcados.

Ella me sonríe, siempre lo hace, e incluso ignora el dolor que siente en su piel cuando le puse la curita porque ella siempre sonríe, a pesar de todo. Le devuelvo la sonrisa, algo dentro de mi me dice que lo debo de hacer si realmente lo siento, y lo sentí, no porque le haya tenido lastima ni por obligación, sino porque con ella todo era mejor.

Luego de unos minutos, ambos nos encontrábamos sentados, con nuestras manos apoyadas en el suelo y con nuestras cabezas hacia arriba mirando el cielo. Estábamos disfrutando del silencio y tambien aprovechando este breve momento en que los niños están en la escuela, pues nombramos a esta parte del bosque como "nuestro lugar" y en este mismo nos encontraríamos cuando los niños vayan a estudiar.

Pero finalmente rompí el silencio.

—Me gustaría salvarte.

—Oh, no te pongas sentimental ahora, Hyunjin—sus risas resonaron en mis oídos tal como si estuviese pegada a mi oreja—me estas salvando, créeme—mis ojos siguen mirando el cielo y me pierdo en las nubes—en todo caso, yo debería salvarte, aunque si lo estoy haciendo.

—Me das tu sangre para que me haga aún más fuerte y pueda cuidar de tus hijos—y finalmente bajo mi cabeza para mirar su perfil—quieres que los protega con toda mi vida como también con mis habilidades, pero, ¿donde quedas tú? ¿Donde quedan los poderes con los que creciste?

—¿De que poderes hablas, Hyunjin?

—Amor, protección, calidez, bondadosa.

—Es momento que descanse de todo eso—su mirada se encuentra con la mía, logrando que un escalofrío recorra por mi espina dorsal—les entregué mi vida, incluso lo que no tengo, a mis hijos, es momento que descanse un poco.

—¿Que pasó con el?—ella sabe a que me refería, sabe que es momento de entablar una conversación que veníamos ignorando por el simple hecho de no querer volver a revivir el pasado, pero en algún momento deberíamos hacerlo, o simplemente, debemos hacerlo ahora mismo—El padre de Felix y Olivia, ¿donde está?

—¿Es necesario saber sobre el?—una risa cansada y llena de decepción salió de ella. Baja su cabeza y mira sus manos, las cuales comenzaron a jugar con sus dedos—violación, Felix y Olivia nacieron en base a una violación.

—Oh por Dios—algo dentro de mi pecho se comprimió, tal como si una mano estuviese apretando esa zona sin piedad.

Mis ojos siguen perdidos en su rostro, en su perfil y por un momento juré ver como su ceño se fruncía y hacía hasta lo posible para no soltar lagrimas.

¤ 𝑅𝑒𝑏𝑒𝑙𝑖𝑜́𝑛 ¤ ʰʸᵘⁿˡⁱˣ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora