¤ 𝑅𝑒𝑏𝑒𝑙𝑖𝑜́𝑛 ¤ ʰʸᵘⁿˡⁱˣ

5 | Dolor

—Entonces... cuando él te de un empujón, haces lo posible para quedarte parado y no caer a suelo—Felix se encuentra sentado frente a mi, mientras su cabeza asiente a cada cosa que yo digo. Jisoo simplemente está haciendo chocolatada y Olivia se maquilla con sus juguetes, en el suelo—y cuando menos se de cuenta, ¡le edas una patada en sus genitales!

—¡No, por Dios, deja de enseñarle esas cosas!—Jisoo grita horrorizada desde la cocina, pero eso solo me dió la fuerza para seguir con mi lección del dia.

—Y cuando esté tirado en el suelo porque el dolor de genitales es muy feo, le das nuevamente una patada en su estomago—concluí.

—¿Y de ahí que debo hacer? ¿Salir corriendo?—su dulce vos me hizo estremecer por completo, tal como si tuviera un poder sobre mi.

—Es sufuciente—la mujer mayor apareció con las tazas de chocolatadas y las puso encima de la mesa—Hyunjin, callate, y Felix, no hagas lo que Hyunjin te enseñe, ¿okay?

—¿Por que?—preguntó con total inocencia.

—Porque esta mal pegar a otros niños.

Si, dije que Felix está criado a base de amor y humildad, pero, ¿que esta mal con defenderse? Ese niño asquerosos que lo empujó, no debería de mercer ni el 5% de lo bueno que es el niño dorado, no, él debe ser respetuoso y bondadoso con las personas que tambien lo son con el, asi que no le veo lo malo de enseñarle a defenderse, despues de todo, en el momento en que yo deba defenderlo, no solo serán patadas en los genitales y en el estomago.

Jisoo sabia en donde se metía.

Sin embargo, no habría problema alguno si las personas trataran con respeto a ambos niños, pero siempre estan los descerebrados que buscan ser mas que otros y recorren el camino de los golpes, ya sean fisicas o verbales. Yo solo estoy aqui para cuidarlos y enseñarles a cuidarse ellos mismos, aún cuando yo este en cada respiración que sus pulmones den.

—¿Esta mal enseñarles que se defiendan? Wow Jisoo, gracias por habérmelo hecho saber.

La mujer me regala una mirada de asesina y yo le sonrió de costado a propósito, pero una vez que rompimos aquella mirada, ella me indicó que nos sentemos en la mesa para beber lo que había preparado, así que tomé a ambos niños de la mano y los llevé a sus respectivos lugares, Felix se sentó a la par mía y Olivia lo hizo a la par de su mamá.

—Mami, ya se acerca mi cumpleaños y el de Lix, ¿nos harás un pastel delicioso como cada año?—entrecierro mis ojos ante total sorpresa, pues jamás había preguntado por el cumpleaños de los niños—quiero una vela con el número siete.

—Pero vas a tener que comprar dos velas mami, Olivia quiere uno rosa y yo quiero uno azul.

—Claro mis pequeños, los que ustedes ordenen.

Por un momento me sentí un poco fuera del lugar, tal como si fuese invisible ante las personas en la mesa, y eso de alguna manera me hizo sentir un poco triste, ¿que esperaba? Los conozco hace poco tiempo y es normal que de vez en cuando solo sean ellos y no me incluyan, después de todo, yo soy el que interrumpió en su pequeña familia después de que estuvieron 6 años juntos, solos.

Sin embargo, también estoy feliz de haber aparecido en sus vidas, ¿que hubiera pasado si no lo hacía? Ni siquiera puedo imaginar a unos pequeños ángeles en un orfanato, o peor aún, con el estúpido de padre que tienen, qué, debo aclarar, jamás se va a encontrar con Felix y con Olivia, porque si eso pasa, voy a crear una rebelión contra el.

Esperen...

—¿Ocurre algo?—pregunto delicadamente cuando giro mi cabeza hacia la izquierda y me encuentro con unos pequeños ojitos que me miran con atención, ¿hace cuanto tiempo está viéndome de esa forma? Me he perdido tanto dentro de mi cabeza que ni siquiera me había dado cuenta que no estaba siendo ignorado por la familia, sino que cierto pequeñín ya tenía su completa atención en mi.