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Mi primera noche en Chiang Mai había sido memorable por lo menos.

Parecía que todos se esforzaron por permanecer afuera el tiempo suficiente para evitar la unión de equipo que Chimón había planeado. Cuando finalmente regresamos a las suites, saqué el sofá cama y me derrumbé.

Menos de una hora después, me desperté cuando sentí que la cama se hundía detrás de mí. Pensando que era Oab, gruñí. -Si valoras tus testículos, te levantarás de mi cama-

Un brazo mucho más pequeño de lo previsto se envolvió alrededor de mi cintura. -Tonto gunnie, no tengo testículos-

-¡Tu! ¿Qué diablos?-En ese momento, decidí que prefería arriesgarme con Oab. Tu aún tenía que encontrar a su hombre de la montaña, y una tu cachonda era peligrosa en tantos niveles inquietantes. Afortunadamente, Oab tiene el sueño pesado, por lo que ni siquiera se dió cuenta de que estaba allí.

Empezamos un poco tarde a la mañana siguiente. Al hacer planes para ir de excursión, nadie tuvo en cuenta el hecho de que tendríamos que levantarnos a una hora intempestiva y, aparte de Love, no había gente de la mañana en el grupo.

Estoy seguro de que todos parecíamos muertos vivientes, parados afuera del hotel esperando nuestro autobús. Decidí que sería una buena idea usar el baño de damas ya que estaba más limpio que el de los hombres por última vez antes de poner en práctica mi curso intensivo sobre el arte de orinar en el bosque. De alguna manera me las arreglé para ingresar en el vestíbulo sin que nadie se uniera a mí. Todo eso de ir al baño en grupos nunca me sentó bien. Hay algunas cosas que preferiría hacer solo. Después de hacer lo que tenía que hacer, me lavé las manos y me dirigí a la puerta.

No lo logré.

Con una fuerza que casi me deja sin aliento, me empujaron de cara contra la fría pared de azulejos. Mis pensamientos sobre lo antihigiénico que era eso eran un poco tontos considerando que alguien me estaba levantando el cabello para mirarme el cuello.

- Tu, lo juro por Dios...- Me vi obligado a darme la vuelta y encontrarme cara a cara con el chico caliente, que ahora será conocido como Chico malo. Esa maldita pared duele.

-Esas chicas contigo- gruñó, posiblemente el sonido más sexy del planeta. -¿Tienen tatuajes?-

Estaba respirando pesadamente en este punto. No podía saber si estaba aterrorizado o emocionado. Lo sé. Necesito ayuda.

-¡Respóndeme!- me golpeó contra la pared de nuevo.

-No que yo sepa, pero solo he visto a tres de ellos desnudos- respondí. En serio, no puedo creer que haya dicho eso tampoco.

Me dejó ir, todavía obviamente furioso. Pasó sus fuertes manos por su cabello deliciosamente desordenado. Realmente necesitaba controlarme. El tipo era obviamente un idiota. ¿Quién golpea a un chico de baja estatura en la pared del baño por un tatuaje? Eso me recordó...

-Estás en el baño de damas-. De nuevo. ¿Qué le pasa a mi boca?

-Podría hacerle la misma pregunta - Con una mirada más y un gemido de frustración, se alejó.

Me quedé allí por un minuto para recuperarme. El chico malo pero caliente acaba de atacarme en el baño de damas... y yo estaba excitado. Él era tan fuerte. ¡Puaj! ¿Qué está mal conmigo? Negué con la cabeza, me eché un poco de agua en la cara y salí para unirme a mi distinguida tripulación.

La Casa de Muñecas •Off-Gun•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora