Capítulo 02

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Respiraciones desasosegadas golpean bruscamente la piel caliente de su cuello, mandando descargas eléctricas a través de todo su cuerpo. Seonghwa arquea su espalda para permitir el paso de manos frías por debajo de su camiseta, las cuales palpan posesivamente la curva de su cintura. Los dedos ágiles se hunden en su agarre, dejando en su paso la huella de uñas ligeramente filosas en forma de medialunas rojas en piel aceitunada.

"No sabes cuánto te deseo."

La voz baja en su oído fue suficiente para que Seonghwa estirase sus manos temblorosas, posando sus palmas contra la espalda del chico para unir sus cuerpos en un choque caliente y necesitado. Sin perder el tiempo, ambos cuerpos comienzan a trabajar en sintonía, frotando sus entrepiernas entre sí. Pecho contra pecho y piernas aseguradas alrededor del torso ajeno, Seonghwa comienza a sentir un creciente dolor al sur de su cuerpo; hecho que lo tiene gimiendo y buscando el mínimo índice de alivio.

"Por favor, por favor, por favor." La imploración sale de sus labios en susurros descontrolados y raquíticos.

Recibe una risa oscura como respuesta. "Dime qué es lo que quieres que haga." Es una orden. El timbre de voz es sólido y estable, pero no carente de lujuria.

"Fóllame, Kim Hongjoong, por favor, fóllame."

La molesta alarma de las 6:00 a.m. desvanece los últimos rastros del arquitecto sobre Seonghwa, dejando, en cambio, una pegajosa sustancia extendiéndose por la suave tela de sus pijamas. El silencio que se produce después de los tres intentos de apagar el irritante sonido es ensordecedor.

Tras quitarse su antifaz nocturno de un solo movimiento, Seonghwa libera su cuerpo sudoroso del agarre de sus cobijas y se para sobre la alfombra a los pies de su cama. El líquido blancuzco que se adhiere a sus pantalones manda una sobreestimulación sensorial incómoda a su cuerpo, erizando los vellos en la parte trasera de su cuello y enviando una serie de maldiciones a la punta de su lengua.

"No en la pijama de Star Wars..." Seonghwa gimoteó, arrastrando sus pies a la larga ducha que tenía por delante.


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El sueño mojado fue tan solo el comienzo de un día terrible. Al tomar el primer sorbo de su café, se dio cuenta que la leche había caducado. Hizo un té —porque no había manera de que tomara un americano sin 10 cucharadas de azúcar y eso no iba a suceder hoy—, pero terminó derramando la mitad del contenido caliente en su camisa. Y como si fuera poco, antes de salir, se dio cuenta que la suela de su zapato se desprendía hasta la mitad, de modo que tuvo que regresar a cambiarlos por unos tenis viejos.

Incluso con dichos contratiempos, Seonghwa salió de su casa a buena hora; realmente se vanagloriaba en su perfecta organización y en la eficiencia de su rutina diaria. No obstante, su organización perfecta y eficiente no podía controlar el orden del mundo exterior. Cinco minutos antes de la llegada establecida, el camión que tomaba para ir al trabajo pasó volando a su lado, sin detenerse a pesar de los llamados frenéticos que el maestro hizo en su intento de subir.

Maldijo en voz alta, golpeando la palma derecha contra su frente en movimientos repetidos. No tuvo otra opción más que sentarse en el asiento metálico y frío, esperando el siguiente camión.

Despreciaba llegar tarde. Despreciaba que las cosas no salieran como debían de salir. Despreciaba el hecho de que no pudiese controlar todo. ¿No sería la vida más llevadera si todo estuviese en sus manos? Estaba seguro que si el mundo fuese dominado por él, se viviría en completo orden. Limpieza, pulcritud, perfeccionamiento. No la pocilga de personas sucias e irresponsables en la que vive en la actualidad.

El Arte de Amar a Kim Hongjoong | Seongjoong (BL)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora