Notas de piano se extienden por el salón acompañando a los estudiantes que trabajan enfocados. Seonghwa está en cuclillas, ojos y oídos atentos a la historia que le cuenta uno de sus niños mientras el pequeño pinta con cuidado el paisaje plasmado en la hoja frente a él. No es hasta que escucha el distintivo sonido de la brocha repicar contra el azulejo que su atención toma una dirección distinta. Su mirada escanea el suelo hasta encontrar la mancha de pintura y, antes de que pueda levantar sus ojos para comprobar quién era la personita dueña del utensilio, la escucha fuertemente en sus oídos.
Haerin.
Se levanta de su lugar, toma una toallita desinfectante y camina hacia la pequeña con rapidez. Una vez frente a ella, se arrodilla para estar a su nivel y dice con voz tranquila, "No pasa nada, princesa. Vamos a limpiarlo, ¿de acuerdo?".
La niña toma entre sus manos la toallita y comienza a tallar el suelo hasta que queda tan limpio que puede ver su reflejo en él. Enormes lágrimas descienden por sus mejillas redondas, goteando sin cesar, y la pequeña sigue tallando a pesar de que ya no hay necesidad de hacerlo. Su comportamiento llama la atención de Seonghwa.
"Haerin, preciosa, ya quedó, podemos volver a nuestra silla."
La niña no escucha las palabras del docente. En cambio, duda tres segundos antes de rodear el cuello de su maestro con sus pequeños brazos. El agarre es fuerte y desesperado, contrario a la composición delgada y delicada de la pequeña, y encaja su rostro en el hombro de Seonghwa.
"Extraño a mamá," soltó entre sollozos.
La voz quebrada de Haerin rompe el corazón de Seonghwa. Nunca antes la había visto comportarse de esta manera. Con seis añitos, la pequeña es muy madura para su edad. Es callada y tímida, pero expresa siempre sus sentimientos a través de sus pinturas alegres y creativas. Seonghwa estaría mintiendo si dijera que no tiene cierta inclinación por la niña; desde pequeña, sus ojos rasgados, sonrisa tranquila y actitud calmada habían robado el corazón del docente al instante. Era, en definitiva, una de sus niñas favoritas.
"Mi niña, no pasa nada. Mamá vendrá por ti cuando la escuela acabe."
"Pero yo la quiero en este momento," contesta testaruda.
"¿Mamá trabaja o se queda en casa?"
La pequeña guarda silencio un momento antes de contestar. "Papá está en casa. Mamá sale a trabajar."
Seonghwa suelta un sonido de reconocimiento en voz baja, trazando círculos con su palma en la espalda de su alumna. En ese momento, la maestra auxiliar del grupo regresa al salón de arte.
"¿Otra vez está llorando?", pregunta, irritación asomándose entre sus palabras.
"¿Ha estado llorando mucho últimamente?"
La auxiliar baja la voz para que Haerin no escuche sus palabras, "No la podemos callar, lleva así toda la semana." Las cejas de Seonghwa se fruncen en preocupación. Ante eso, la maestra agrega: "Déjala llorar, al rato se le pasa."
Seonghwa no dice nada sobre el comentario. "Me quedaré con ella un momento, hazme el favor de apoyar a los demás chicos, ¿si?".
La maestra le responde con un encogimiento de hombros y asiente. Como si Haerin fuera un caso perdido y Seonghwa estuviese malgastando su tiempo en ella. En cuanto la auxiliar se retira con uno de los niños, el maestro sienta a la niña en sus piernas.
"¿Qué te parece si me cuentas más sobre el trabajo de mamá mientras seguimos con nuestro dibujo?".
Haerin lo observa, indecisa. Después de un minuto se pone de pie y se sienta en la sillita. Las lágrimas han cesado, pero su cuerpo tiembla ligeramente cada cierto tiempo por el hipo que causó haber llorado tanto.
ESTÁS LEYENDO
El Arte de Amar a Kim Hongjoong | Seongjoong (BL)
FanfictionPara Seonghwa, tener que compartir espacio laboral junto a Kim Hongjoong ha sido una experiencia infernal. Desde el momento en el que el nuevo maestro de arte puso pie en el colegio, el hombre le ha hecho la vida imposible; dejando el salón patas ar...