Capítulo 30.
Mientras entraba en la cafetería me di cuenta de que Jake tenía razón, el lugar era privado y estaba bastante vacío. Repase las mesas, hasta dar con la de la esquina. Me tomo más de un momento reconocerlo el color de su cabello había cambiado, pero su rostro era ya reconocible para mí.
Su mano se levantó saludándome, antes de que se levantara fui directa hacia él.
—Un placer verte sin que nada ilegal este pasando cerca.
—Pienso lo mismo ¿Cabello rubio? —era prácticamente blanco y estaba más largo. Se veía bien.
—Ya que no me mude me sugirieron cambiar un poco.
—Nunca he estado de encubierta, pero supongo que el objetivo es pasar desapercibido y lamento decirte que no lo lograras.
Jake lo lucia genial, pero sería fácil identificarlo.
—Ese no es mi objetivo. Todo salió bien, así que estoy en un descanso.
—Felicidades.
Estaba contenta de no haber arruinado su trabajo. El asintió notando que lo decía enserio.
—¿No te gusta el cambio entonces?
Hizo un gesto hacia la silla y yo me senté, espere que él lo hiciera frente a mí pero en su lugar se puso a mi lado. Ambos teníamos la espalda contra la pared y podíamos vigilar el local.
—Se te ve bien, pero atraes miradas... no quería ser grosera.
Jake sonrió mientras llamaba a una camarera.
—Lo se Aisling. No parece que te guste hacer sentir mal a los demás.
Tenía razón, no me gustaba. Eso no significaba que no lo hiciera inconscientemente, Jay era la mismísima prueba de eso.
—¿Qué quieres pedir?
—Lo que sea menos café.
Jake me entrego un menú mientras alzaba la ceja, el cuestionamiento claro en sus ojos.
—No me gusta el café.
—¿Y aceptaste la invitación a una cafetería? —me encogí de hombros mientras revisaba lo que pediría.
—Dijiste que sería privado, eso es lo importante.
—Venden unas malteadas geniales, te las recomiendo.
Cuando llego la mujer a atendernos, decidí seguir su recomendación y pedir la malteada.
—Entonces... ¿Tu caso no era sobre el Diablo?
Jake ya había pedido algo así que lo vi dar un trago a su café antes de ponerse de lado para poder vernos lo más cara a cara que se podía.
—No era sobre él. No puedo divulgar mucha información.
Desde que llamo estuve pensando las preguntas, intentando hacerlo fácil para los dos y sin poner nuestro trabajo en riesgo. El parecía querer responder mis dudas y eso fue un cambio bienvenido a mis ya rutinarias preguntas sin respuesta.
—Si no era sobre el Diablo, ese día en el club... ¿Cómo es que te enteraste y me advertiste?
—No puedo decirte a quien investigaba, pero estaba un poco cerca del círculo del Diablo —eso encendió las alarmas ¿Y si lo reconoció?—. No te preocupes, logre pasar desapercibido para el Diablo. No me había visto hasta el día de la carrera.
—Eso espero, no me gustaría joder lo que hayas hecho
—No lo hiciste. El día del club alguien hablo sobre que planeaban atrapar a una agente del FBI, no sabía de quien se trataba. Tuve apenas minutos para contactarme con mis compañeros y pedir ayuda.
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La Amante Del Diablo
RomanceCuando la agente del FBI Aisling Forster se encuentra con uno de los narcotraficantes más buscados del país ¿Su primer instinto? Correr. No por miedo, sino para huir de la dura atracción. Pero ambos sucumben a la tentación. Ella tiene que luchar por...