Poseidón nunca había sido bueno comunicándose. Desde que comenzó a hablar, habían sido pocas las palabras que salían de su boca.
No entendía mucho del mundo de los adultos, o del mundo en general.
Hablaban mucho, gritaban, se peleaban.
La mayoría del tiempo, se alejaba de todos hasta que las cosas se calmaran. Podían pasar minutos, hasta horas, y él seguía sin ser encontrado, mientras jugaba tranquilamente con sus juguetes regados por los distintos escondites en su casa.
Su hermano, Hades, le había tenido mucha paciencia, pero era en ese tipo de ocasiones en donde incluso él perdía la cabeza.
Las peleas eran comunes en casa, era más extraño no verlas en realidad. Poseidón nunca comprendió por qué a su hermano lo alteraban tanto cuando solo eran leves discusiones. Insultos por lo bajo. Pero cuando las peleas subían de nivel, era él mismo quien no podía soportarlas.
Casi todas las veces, cuando la agresividad escalaba, tiempo después una extraña persona llegaba a su casa y los llevaba hasta otro lugar, donde permanecían algunas semanas o meses hasta que eran regresados a casa, y así se repetía la misma rutina desde que tenía memoria.
Para él, aquellas personas que se hacían llamar sus padres no eran más que meros extraños con los que convivía. Su única familia era su hermano mayor. No le interesaba nada más que él y sus juguetes.
Hades suspiró al ver al trabajador social nuevamente en su puerta. Una gran decepción se encontraba presente en su rostro con una claridad inconfundible. Había tardado más de lo que había calculado, pero aun así no pudo sentirse conforme. Tomó la mano de Poseidón y juntó sus juguetes para seguir a la mujer y subir a su carro sin necesidad de que le dijeran nada, conocía ya todo el proceso de memoria. Si era honesto, nunca esperó mucho de sus padres. Sabía que eso pasaría, pero apenas habían transcurrido si acaso tres meses desde la última vez que volvieron de un hogar, y ya estaban regresando a otro.
Sus padres siempre iban a recaer en sus adicciones, no entendía por qué el gobierno seguía dándoles la custodia, pero no podía protestar. De otra forma, ambos terminarían en el sistema de adopción y perdería a su hermano para siempre.
Poseidón detestaba todo ese proceso, así que, cada que sucedía, se refugiaba en su hermano para alejarse de la molesta situación que se desarrollaba, y esa no era la excepción.
—No te preocupes —dijo Hades a su hermano—, estoy aquí contigo.
Poseidón se tranquilizó finalmente y dejó de apretar con tanta fuerza el peluche de un pequeño delfín que sostenía entre sus brazos. Después de unas horas, cansado de la larga espera, terminó por quedarse dormido en el vehículo, recostado sobre el hombro de su hermano quien sonrió ligeramente al notar que dormía.
Hades se relajó al ver que su hermano ya no seguía más alterado y dirigió su vista a la ventana mientras esperaba a que llegaran a su destino. Tenía curiosidad por el tipo de lugar al que se dirigían. La última vez, habían ido a un lugar agradable, tanto que Hades realmente deseó poder quedarse ahí. La persona que los acogió era una agradable mujer llamada Anne, quien había hecho todo lo posible por quedarse con ellos, pero el trabajador social mantenía firmemente su postura de que era más lógico devolverlos con sus padres biológicos que dejarlos con una de las pocas personas que realmente les había enseñado lo que era una familia sana.
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𝑌𝑜𝑢 𝐵𝑒𝑙𝑜𝑛𝑔 𝑊𝑖𝑡ℎ 𝑀𝑒
FanfictionDesde pequeño, Hades se vio obligado a tener que cuidar de Poseidón, su hermano menor, después de una tragedia que azotó a su familia. Después de encontrar un hogar amoroso y conocer lo que era el amor, las cosas parecían mejorar. Llegó a creer por...