CAPITULO 1: DINASTÍA

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Marlene.

Conocerlo me puso al borde del abismo y cuando menos lo espere, me empujo a través del vacío, directo a una dolorosa caída de la que renací de entre las llamas de su infierno, como la diosa reinante de sus oscuros deseos

Dumont: más allá de las riquezas, el poder, la soberbia y la misteriosa historia detrás de un apellido que parece estar maldito, esta mi ansia narcisista de poder.

Hoy he regresado a Londres, mi ciudad natal, tras dos años en el exilio voluntario, esta podría ser una clara declaración de guerra a mis padres, quienes se dieron a la tarea de mantenerme alejada de lo que me pertenece por derecho legítimo.

Voy de camino a la sede central, de la que a partir de hoy será, oficialmente, mi nueva dinastía empresarial. Hoy es la primera reunión con mi padre, quien al parecer decidió jugar sabiamente sus cartas y evitar mi demanda por usurpación ilegitima del poder e incumplimiento de sucesión hereditaria.

La cual, para mi satisfacción personal, lo habría enviado directo a prisión, antes de que uno de sus abogados siquiera pudiera revisar el caso.

Los últimos dos años he estado visitando las sedes internacionales de Dumont Enterprise Holdings and Technology, como su futura presidenta, en una especie de plan vacacional obligatorio, gracias a la incompetencia de mis antiguos abogados.

Sin embargo, he vuelto para posicionarme a la cabeza de mi familia, dispuesta a ir en contra de todo el que se atreva a oponerse esta vez.

La dinastía empresarial construida por nuestros antepasados, nacida en la Inglaterra industrial y que, contra todo pronóstico, ha sobrevivido todas estas décadas, me será entregada finalmente, mis padres se dieron a la tarea, según ellos, de modernizarla y mejorarla desde sus cimientos, después de posicionarse a la cabeza de esta, tras la muerte de mis abuelos paternos.

El Duque Harry, mi querido abuelo, el hombre que le dio un rumbo moderno y visionario a nuestra dinastía, estipulo en su testamento que mi padre, Andrew Dumont, su hijo menor, sería el heredero temporal de las empresas y todos los bienes a su nombre, lo cual fue un poco inesperado pues históricamente en nuestra familia, el hijo menor es quien asciende al puesto de poder y se queda con el título, ya que al ser el más joven, tiene una visión completamente moderna y arraigada a su era, lo cual ha impulsado a nuestra dinastía por años de manera exitosa.

Tras morir mi abuelo, mi padre se posicionó en su lugar como presidente de las empresas, sin embargo y para sorpresa de todos, el título de Duque nunca se le fue concedido por petición propia de Harry a la monarquía británica, en las cláusulas del testamento se estipula muy enfáticamente que la heredera legitima y por derecho de sucesión al título nobiliario, soy yo.

Quiere decir que el título de nuestra familia se saltaría, por primera vez en la historia, una generación y recaería en mi al cumplir la mayoría de edad y así fue, a los 21 años me convertí en La primera Duquesa Dumont, la primera mujer de mi linaje en recibir el título de la realeza, también se estipulo que todos los bienes al cargo de mi padre, pasarían a estar a mi nombre y así fue, el 26 de diciembre de 2020, se me fueron entregados los documentos oficialmente modificados por nuestros abogados, en cumplimiento legítimo de los deseos de mi querido abuelo.

Sin embargo, mi padre se negaba a dejar su puesto en ese momento, hace dos años, antes de irme, tuvimos una fuerte discusión que termino por resquebrajar nuestra relación, el alegaba frente a los abogados que era muy joven e inexperta para hacerme cargo de su imperio, que estaban dementes si creían que el dejaría en mis manos su trabajo de años, así como así por el capricho vengativo de su padre.

Es de resaltar que Harry y Andrew no tenían muy buena relación, no que yo recuerde al menos, pese a ser su hijo favorito, supongo que lo mismo pasa entre nosotros, somos parecidos y a la vez tan diferentes que llegamos a odiarnos sin siquiera notarlo.

ABISMO: UNA TRAICIÓN TAN LETAL COMO EL VENENODonde viven las historias. Descúbrelo ahora