Capítulo 16.

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Narrador omnisciente:

  Ya es jueves, el amanecer está llegando y el sol comienza a asomarse por la ventana de la habitación de Charlotte quien duerme desnuda abrazada en los brazos de Dominic.

   Dominic acaricia la suave piel de su espalda con movimientos circulares, tenerla desnuda para él es un sueño hecho realidad. Esta semana ha pasado casi todas las noches en su alcoba haciéndola suya una y otra vez.

   Intenta separarla de él, debe irse antes de que el sol ilumine todo y sea más difícil salir de ahí. Lentamente va sacando su brazo del torso desnudo de ella quien se remueve despertandose.

—Mmmm. ¿Que hora es? —le pregunta mientras él termina de levantarse de la cama para ponerse el pantalón.

—Ya casi amanece, debo irme.

   Charlotte se acomoda boca arriba y se envuelve en la sábana.

—¿Cuando regresarás?

—Aún no lo sé, el capitán nos dijo que íbamos a estar en altamar varios meses.

   Esta fue su última noche con ella por un largo tiempo.

   Ella se levanta poniendose de rodillas sobre el colchón.

—¡Meses!

—Ya te lo había dicho hace días.

—Pero... Es mucho tiempo.

   Dominic termina de vestirse y se acerca de nuevo a ella para darle un último beso antes de marcharse. Sus brazos envuelven su cuello dejando caer la sábana que la cubría exponiendo sus pechos desnudos.

   El deseo vuelve a recorrer su cuerpo al ver sus pezones erectos y debe hacerse de toda su fuerza de voluntad para no caer de nuevo sobre ella y hacerla suya otra vez. Le llena la cara de besos y a regañadientes se apartan. Dominic camina hacia el ventanal, sube la pierna sobre el barandal del balcón para descender, voltea a verla con una sonrisa en su rostro cuando ella le lanza un beso desde la distancia.

«Cuando regrese le pediré que sea mi esposa». Fue lo último que pensó antes de desaparecer entre los arbustos.

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   Llega a su casa para recoger sus cosas, el mayordomo le abre la puerta y él se sorprende al ver a su abuelo sentado en el sillón esperándolo.

—Hijo, debemos hablar.

—Ahora no, tengo el tiempo justo para tomar un baño e irme al puerto —dice Dominic mientras camina a su habitación y su abuelo viene detrás siguiéndolo.

—Sabes que tarde o temprano esta conversación se tiene que dar, ya no podemos retrasar más las cosas.

   Dominic respira hondo ya sabe a lo que viene todo esto, pero sigue pensando que habrá tiempo cuando regrese.

—Meses, estaré fuera meses y  luego de eso te presentaré a mi prometida.

—Entonces, ¿ya tienes a alguien en mente?

—En mente no, ya tengo novia, así que estate tranquilo, que pronto seré un hombre casado y todo se arreglará.

—Me alegro mucho por ti entonces.

   Su abuelo sonríe, desde hace tiempo lo está presionando para que siente cabeza por el honor de la familia, lo que ellos no sabían es que Dominic ya tiene a su compañera.

«Valió la pena la espera, Charlotte es la mujer indicada para mí»

—Necesito el anillo de compromiso de mi madre, espero que puedas hablar con ella para que me lo ceda.

En Cuerpo y Alma  (nueva edicion)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora