Capítulo 13.

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Katherine.

El día de ayer estuvo lleno de emociones, el temor de ver el apellido de mi madre por el suelo debido a las habladurías por culpa de mi vuelta a Kent me tenían preocupada, por fortuna la reina fue muy amable en ocultar el verdadero motivo de mi partida. Luego fue el obsequio que la tía abuela me hizo de esta casa, pero lo mejor fue ver a Richard y almorzar junto a él, aunque las horas pasaron como agua entre las manos, pude disfrutar de su presencia.

Lamentablemente no pude decirle nada sobre mi partida, eso me hace sentir un poco culpable, pero era necesario para que él continúe participando en las fiestas, al menos tres semanas más para no levantar sospechas de nada.

Tengo a Sophy y a otra de las mucamas preparando mis maletas para irme mañana por la mañana. A estas horas ya mis padres han recibido la misiva notificando mi regreso. Salgo al balcón grabando el paisaje en mi memoria, pasará mucho tiempo para que regrese aquí.

—Milady ¿Quiere que empaquemos el sombrero en el baúl o lo llevará puesto? —Me pregunta la
mucama.

—Tengo que ver que me pondré mañana para el viaje —le digo.

Entro a la habitación y busco en el armario el vestido más cómodo que tengo, es un camino largo y ponerme algo vaporoso me hará el viaje tedioso. Elijo un vestido blanco sin tanto armador bajo la falda, el único volado que tiene es en la parte de atrás.

—Puedes guardar el sombrero... Llevaré mi sombrilla para protegerme del sol.

—Como diga Milady —dice y guarda el sombrero de plumas dentro de su caja y lo coloca en el baúl.

——————
Después del almuerzo, paso por la habitación de mi tía abuela, quiero saber cómo sigue su salud ya que no bajó a comer con nosotras en lo que va del día . Toco a la puerta y entro al escuchar la voz permitiendome la entrada.

—Buenas tardes —le digo y me alegra verla con mejor semblante que ayer.

—Buenas tardes, ¿Todo listo para mañana? —Me pregunta.

—Sí, Sophy y otra de las mucamas estan por terminar de empacar.

—Bien... Di órdenes para que Sophy te acompañe —me informa— no pensarás que voy a enviarte sola de vuelta con el cochero.

—En realidad, eso pensé.

—No, sabes que es de mal ver, que una doncella de alta alcurnia ande sola por la calle y menos en un viaje tan largo... A partir de ahora ella será tu mucama en Kent.

—Pero no necesito una, Jazmin me ayuda de vez en cuando —le digo—, no necesito a Sophy conmigo.

—Jazmin es tu amiga, aunque sea la hija de una de las cocineras y debería estar trabajando atendiéndote, tu no lo permites, por eso Sophy irá contigo, será quien te atienda y acompañe a partir de ahora.

—Cómo usted diga —Sophy me cae muy bien, es buena chica, es un par de años mayor que yo, pero le tengo confianza, hasta podría considerarla algún día como una amiga más —. La dejo para que descanse, vendré mañana temprano para despedirme.

—Espera —me detiene— abre ese cajón por favor —, me señala el primer cajón del buró, lo abro y veo muchos papeles y cartas dentro de él—, toma las dos primeras cartas y deja el sobre donde esta... Las cartas son para tus padres, en el sobre están las escrituras de esta casa, la cual heredarás apenas fallezca.

—¿Por qué habla tanto de la muerte? Usted aún tiene años por vivir —le digo, no entiendo porque se empecina en hablar de ello desde hace días.

—Porqué mi fin se acerca y quiero enmendar mis errores... Por mucho tiempo le guardé rencor a tu padre —se sincera conmigo y decido sentarme a su lado en la cama para escucharla...

En Cuerpo y Alma  (nueva edicion)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora