O1.

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Al cerrar los ojos, el eco de aquellos infernales cánticos invadían mi cabeza.

Por si fuera poco, el olor a sangre y suciedad parecía seguir impregnado en mi nariz, no importaba cuantos baños de burbujas me hubiese dado ni los cambios de ropa que tuviera, el edor permanecía, avivando aún más esa ola de tormentosos recuerdos.

Suspiré, abrazándome a mis rodillas, manteniendo fija la mirada en la ventana de mi habitación. La charola con fruta, jugo y bocadillos reposaba intacta sobre la mesita cercana, mientras que, en el exterior, un ave aleteaba antes de posarse sobre la rama del colorido árbol de magnolia junto a mi ventana.

Entonces, recordé mi encierro en aquella lúgubre y oscura iglesia. El frio de sus paredes, el olor a humedad, los sonidos de la madera crujiendo y el inmenso miedo que sentí al encontrarme sola y cautiva en un sitio tan desolado como ese; con la incertidumbre de si algún día vería de nuevo la luz del sol.

Pero, contra todo pronóstico, allí estaba yo, enfundada en una cómoda pijama, desperdiciando un buen desayuno y contemplando a una pequeña ave espulgar con su pico la parte interna de su ala.

Y todo es gracias a él...

Repentinamente,una inexplicable calidez se apoderó de mi corazón y, por un instante, esos horribles recuerdos que llevaban atormentandome parecieron ceder, mientras que el recuerdo de Leon se abría paso en mi cabeza.

Leon y sus bonitos ojos azules. Leon y su amable mirada, Leon y su dulce sonrisa, Leon y su peculiar sentido del humor.

Suspiré, apoyando la frente sobre mis rodillas. Quería verlo, necesitaba volver a tener contacto con él; sin embargo, por más veces que indagara con mi padre por un poco de información sobre el mejor (y más apuesto) de sus agentes, hasta el más mínimo detalle acerca de Leon parecía ser un asunto confidencial.

Ladee el rostro y volví a centrar mi mirada en la ventana. Los rayos del sol parecían insistir en hacerme salir de la cama mientras la brisa que mecía las hojas del árbol me invitaba a dar un pequeño paseo por el jardín.

Y por un momento pensé en hacerlo, hasta que alguien llamó a mi puerta.

—¿Señorita Ashley?—La voz de Eva, mi nana, sonó al otro lado de la puerta, seguida de tres toquecitos —¿Ya está despierta?

—Ehh... Sí, pasa.

La puerta se abrió y una sonriente Eva se asomó tras ésta.

—Señorita, alguien ha venido a verla —dijo en un tono suave, mientras unas adorables arrugas adornaban el contorno de sus ojos —. Es un chico muy apuesto ¿Le digo que la espere en el jardín o...?

—No es necesario, ya estoy aquí.

Me bastó con escuchar su voz para que mi día entero se iluminara y un repentino nerviosismo se apoderara de mí. Entonces lo vi, empujando la puerta con cuidado mientras Eva le cedía el paso antes de finalmente retirarse.

𝚃𝙸𝙴𝙼𝙿𝙾 𝙴𝚇𝚃𝚁𝙰  // Leon x Ashley. 𝚁𝙴4Donde viven las historias. Descúbrelo ahora