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Era viernes nuevamente, pero este no era un viernes rutinario donde saldria de entrenar a las 8:00 de la noche, no era un viernes donde estaria hablando con Lucía o Frank en la parada del autobús. 

En este viernes estaba a punto de cerrar una etapa de mi vida ¨Cerrar una puerta para abrir otra¨ 

Me encontraba empacando todas cosas de mi casa, sí, me iba a mudar de casa, apesar de que no es la mayor tragedia mi corazón estaba sintiendo todo de manera muy fuerte, los recuerdos me atacaban, me sentía melancolíca, mayormente porque todo había ocurrido de manera apresurada, no tuve tiempo de procesar la noticia, quízas por eso mi estado actual. 

Mi familia se iria para otra provincia, dejar al equipo atrás no estaba en mis planes por lo que decidí que me iria con mi hermana mayor, así podria seguir llendo al mismo instituto y equipo, tuve poco tiempo para tomar la desición y apesar de que estaba haciendo lo que mi corazón decía, no me sentia preparda para dejar atras todo lo había construido durante estos largos 5 años.

Conforme guardaba mis cosas en cajas me encontraba en un estado de shok, no podia creer que un cambio tan radical estuviera sucediendo, no al menos a esta rapidez. Sin mucha demora los recuerdos me fueron atacando, tenia demasiados  por lo que en los proximos 3 días siguieron ahí, como pequeños fantasmas atemorizando a un pequeño niño inocente. 

El nuevo hogar se encontraba lejos de la ciudad por lo que el clima frío me agarró por sorpresa y claramente me dió una fuerte fiebre...asombroso, la casa era acogedora, tenia un buen tamaño y a los gatos parecia gustarles.

Sin embargo no podia dejar atrás esta tristeza que cada vez me consumia más. Nadie llora como llora mi cuerpo en esta tarde, me acostaba en mi cama para así quizás sentir un poco de paz, pero mi tristeza comenzaba a tomar raíces en esa cama de la cual no me podia mover, ya que la pena paralizo cada uno de mis musculos que habian estado doliendo durante toda la tarde, hacia mucho calor o a lo mejor esa era solo mi prespectiva, la fiebre me tenia con un dolor de cabeza interminale.

Admito que este domigo me hizo pedazos, por mas que lo trataba la angustia, dolor y temor seguian ahí. Golpeando mi cabeza con fuerza y por mas que lo intentará no existía una manera de ganar. El sol comenzó a caer y supe que era hora de decir adiós, mi mamá me iría a dejar a lo que será mi nueva casa..o mejor dicho apartamento. 

Mientras iba en el auto volví a sentir la bomba de recuerdos y de ahora miedos por el que pasará, pero esta vez hubo algo diferente, fue la voz de mi madre la que hizo que algo dentro de mi explotara. 

-¿Qué pasa?-  Escuchar esas palabras después de haber tenido días tan agotadores provocó que con rapidez las lagrimas bajaran sin parar por mis mejillas. 

- Tengo miedo- Respondí después de un par de segundos, sentia un nudo en mi garganta y conforme pasaron los minutos de silencio se hacía mas grande.

- No puedes hacer las cosas con miedo, el miedo es algo peligroso..te puede estancar, cuando tomas una desición tienes que hacerlo con seguridad, aunque en el fondo te atemoriza.- Uso un tono amoroso, algo que creo tranquilidad dentro del caos que ocurria en mi mente.

Esas palabras generaron algo en mi, no estaba segura de que era, pero estuvieron dando vueltas en el resto del camino, donde mamá no paro de decirme palabras que me hacian llorar más de lo que ya lo hacía. 

Llegamos a mi destino, no queria bajarme del auto, ni siquiera tenia fuerzas sufientes para afrontar lo que estaba sucediendo. Pero mis problemas no se acabarian quedandome ahí sentada. Ambas nos bajamos del auto, me dió mis nuevas llaves, no sin antes explicarme cual era para cada puerda. 

Antes de marcharse abrí mis brazos en señal de abrazo, en cuanto sentí la calidez de su cuerpo me derrube, como si fuese otra vez una niña pequeña de 6 años, no quería soltarla sin embargo me ví obligada a hacerlo.

Te amo- dije con voz temblorosa y lagrimas por doquier.

-Yo también te amo- sentir su cercania fue lo que me termino de destruir. 

Subí al departamento y como era de esperarse estaba sola, me acoste en el sofá para seguir llorando, pero ahora lo hacía con mucha mas fuerza, grité, incluso patalear fue algo que ayudó a mi cuerpo..al menos para no sentirme amarrada entre mis propias cadenas internas. 

Intenté dormir pero la enfermedad y el dolor no me soltaban, no podia con la idea de que el ser que mas amaba en la tierra ya no estaría conmigo en los días cansados del colegio, ni en las tardes de domingo tomando café. 

Llevaba un par de minutos revisando mis redes, me gustaba pensar que eso me quitaria un poco las preocupaciones, pero como era de eseprar no funcionó. 

Pero hubo algo que mejoró mi estado..Frank quién se encontraba al otro lado de la línea telefónica, permaneció durante 15 minutos dandome apoyo moral, sus parablas si bien no eran las mismas que las de mi madre tenian esta misma energia de amor y amabilidad.

-Puede que en este momento no lo creas pero todo estará bien, todo cambio siempre es para bien, eres valiente y se que lograras acostumbrarte a ello. Te quiero, que sueñes bonito y mañana me cuentas como te va ¿Sí?

Sus palabras me transportaron a una noche donde nos encontrabamos viendo la luna mientras hablamos de nuestro futuro como si lo conocieramos, recuerdo que me reí muchisimo, no paraba de contarme sus anectodas vendiendo frutas en la playa, cuando era verano e iba a visitar a su abuelo. 

Cuando me reí con él me sentí libre, fue entonces cuando mis cadenas tintinearon. Como podría dejar de amarlo si cada que siento la calidez de su cuerpo el mío se debilita, siento como si desnudara mi piel para así dar incapie a una mejor versión de mi. 

Necesitaba un abrazo pero para mi desgracia nadie me lo podia dar..me terminé conformando con una almuhada grande y sin darme cuenta mi cuerpo por fin se rindió y pude dormir.

Somos un poemaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora