Detrás de su sonrisa

Capítulo IV

Capitulo IV – Entre grietas y música.

Parte 2.

Música para el alma.

Para Warren estaba más que claro que Riley Dickson sufría de ataques de ansiedad y otros problemas más que arrastraba con ella. No se explicaba como la niña risueña con la que pasó su verano en aquella cueva ahora era una chica que no lograba siquiera sonreír sin que las lágrimas salieran de sus ojos.

Mientras dibujaba sobre su escritorio, tenía miles de razones para darle a que pudo influir en el cambio de Riley, pero aún le diera cinco o más razones, no sabría que realmente la puso tan mal si ella no le contaba; cosa que dudaba mucho que llegará a suceder ya que con solo algún pinchazo Riley comenzaba a llorar. La única razón que tal vez podría acercarse de todas las que había creado en su mente seria la que implicaba al hermano mayor de Riley, al cual no había visto venir con ella, recordaba que cuando se conocieron hace siete años ambos eran de la misma edad, Royer era agradable y muy sobreprotector, le extrañaba que no la hubiera acompañado, tal vez trataba de darle un poco de soltura a su hermana. Por otro lado, le parecía raro que si esa era la situación no la hubiera visto poniéndose en contacto con él en todo este tiempo.

—¡Warren!

Suspira sonoramente antes de ponerse en pie, coloca en su oreja su lápiz de carbón antes de dirigirse a abrir la puerta. No es sorpresa para él ver al grupo de chicas allí, todas sonrientes y maquilladas, pareciera que se dirigían a alguna premier, no lo decía a mal, les gustaba ver que se arreglaran las chicas, pero es que el campamento simplemente no lo veía como ambiente para estar maquillándose de esa... ¿Manera? Aunque no les quitaba el estar lindas.

Vanessa interrumpe sus pensamientos cuando sube las escaleras hacia donde él esta y se apresura a poner entre la puerta y él su mano, la conocía, todos los demás años había sido así, le encantaba irrumpir en sus cosas y tratar de buscar la forma de llevarse del todo con él, pero nunca la había dejado pasar más allá de la capa de conocidos.

Ella, ignorando su acción tan natural sonríe en su dirección —. ¿Quieres venir con nosotros al lago? Pasaremos al otro lado, dicen que hay hermosas cascadas por allí y algunos lugares para picnics, será divertí-

—No gracias —le corta, la idea de marcharse al otro lado del campamento y dejar a Riley no le agradaba, no podía dejarla sola, temía que fuera a tener otro ataque en cualquier momento y no tuviera quien la ayudara —. Estoy ocupado en algo, tal vez luego.

Algunas hacen pucheros mientras otras murmuran entre ellas el nombre de Riley, murmullos que él decidió ignorar.

—Vamos Warren, será divertido —insiste Vanessa, pero antes de que continúe, Warren decide que es mejor regresar a dentro e ignorarlas haciendo de cuenta que no escucha sus voces y tomando su lápiz entre sus dedos antes de sentarse concentrándose otra vez en lo que dibuja.

Con mucho cuidado hace los trazos, centrando toda su atención en aquello que tanta inspiración le daba, sonríe inconscientemente mientras lo hace, el simple pensamiento que involucrara a Riley lograba hacerle feliz y aquello le gustaba. Dibujaba estrellas y flores alrededor de su silueta y se detenía de vez en cuando solo para asegurarse de que todo estuviera bien enviando mensajes de texto a la castaña, mensajes que lastimosamente ella no estaba respondiendo.

Casi del otro lado del campamento, Riley se encontraba en medio de una charla reflexiva, había muchos chicos de su edad, todos agrupados entre ellos, cada uno tenía un grupo, excepto ella, que en aquel momento se hizo más consciente que nunca de que no había logrado hasta ahora hablar con nadie más que no fuera Warren, ¿y si se apegaba mucho a él por ser el único con quien hablaba? Negando despide aquellos pensamientos y, aunque insegura, piensa en que debería hacer un amigo más, que debía tratar de hablar con alguien más que no fuera Warren. Todo por su bien, se repetía.