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No recuerdo mi infancia.

No recuerdo mi infancia, no recuerdo mis memorias, momentos, pensamientos, sentimientos, personas ni mi físico. No recuerdo mi niñez ni me recuerdo a mi mismo.

Solo sé que de pequeño no tenía muchos amigos. Solo tenía a Slime, el chico de gafas, con el cual hoy en día me sigo viendo.

Pero esto no siempre fue así. Estuvimos años sin vernos, yo estuve años completamente hundido en la soledad. Vivíamos en la misma ciudad y por pura probabilidad era obvio que algunas veces nos encontrábamos por la calle. Sin embargo jamás hablamos.

Ya que el nunca me vió.

Recuerdo que, un día cualquiera, estaba caminando por las calles de la ciudad. Como un rayo de sol, como un resplandor, casualidad o destino, acabe viendo a Charlie. 

Charlie caminaba hacía mi y yo iba en dirección contraria. Estabamos cara a cara. Tragué saliva y miré el suelo.

Giré la calle y fuí a la de al lazo.

Crucé la calle.

No podía dejar que mi mejor amigo de infancia, de hace años, me encontrara de aquella forma tan patetica como me encontraba aquel día. Aquel día no, aquellos años.

Mis ojeras parecían tatuajes, no estaba bien vestido e incluso me atrevo a decir que parecía un vagabundo, mi falta de higiene era presente y había perdido bastante peso.

Estaba frustrado.

Obviamente no iba a cuidar de mi físico ¿Cómo sería yo capaz de cuidar de mi higiene si no podía siquiera cuidar mi propia vida ni mi propia cabeza?

¿Pero por qué yo, Alex Quackity, persona con todo a la palma de la mano estaba tan deprimida?

No estaba seguro. No sé porque estaba tan mal, seguramente solo porque soy un egoísta. Había gente que lo pasaba peor que yo y aún así no paraba de quejarme sobre todo. Solo soy un egoísta que no tenía en realidad razones para estar así.

Nunca consideré mis problemas realmente importantes o serios. Al fin y al cabo en algún momento de mi vida iban a desaparecer. Por eso huía. Huía de mis responsabilidades y huía de mí mismo.

Huí incluso de mi mejor amigo.

Me daba vergüenza.

Me avergonzaba de mí mismo. De mi persona.

Soy verdaderamente lamentable.

Charlie siempre fue alegre e inocente. Siempre le admiré y le veía como un ejemplo a seguir. Sin embargo él decía exactamente eso de mi.

Me dijo que él aprendía de mi y que le gustaba mi madurez. Me decía que era una persona magníficamente inteligente y que le gustaría ser como yo.

Charlie no era un buen estudiante ni entendía las cosas. Era ingenuo, ingenuo como un niño al que había que explicarle todo y preguntaba por todo.

Yo lo admiraba porque era una increible persona.

Le admiraba porque era bueno y puro.

Siempre me dio envidia.

Vivía en la ignorancia y en la felicidad. Yo también quería eso. Vivir alejado de los problemas o al menos no enterarme de ellos. Odio mi inteligencia ya que esa es mi tortura y mi castigo.

Odio mi madurez ya que gracias a ella no tuve una infancia. Nunca fui un niño. Quizás por eso no recuerdo mi infancia. 

Porque nunca fui dueño de una.

Lovers Rock - QuackburDonde viven las historias. Descúbrelo ahora