Capítulo 17

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~Te elegí a ti... Porque eres la persona que me hace feliz, eres la persona que tengo en mente siempre. Por la cual me arriesgué a decirle todo lo que sentía y no me importó nada de nada. Eres la persona que me deja pensado en cosas durante todo el día, siempre me pregunto qué estás haciendo, en donde estarás....
Eres tu la persona por la que muero de celos si te miran o te dicen cosas.,
La persona por la que seguiría a pesar de todo eres . No me importa nada, no te cambiaría por nada ni nadie.~

Y allí estaban, en medio de la noche, la gente a su alrededor pareció desaparecer, sólo estaban ellos dos, mirándose con infinito y apasionado amor, sonriendo una encantadoramente acariciando el anillo que se le fue otorgado, el otro estaba impasible acariciando la mejilla contraria, pero sus antes fríos ojos, ahora demostraban completa fidelidad, cariño y amor hacia la joven muchacha.

-Aceptas ser mi compañera por lo que nos resta de vida?- susurró el peliblanco, la mujer sonrió, mientras se acercaba un paso al Youkai.

-Claro que sí, Sesshomaru- respondió ésta, volviéndole a dar un casto beso en los labios.

'Quién diría, yo casada muy pronto' pensó la doncella, a sus floridos dieciséis años jamás estuvo tan segura de algo en su vida, lo sentía tan correcto, no podía negarle a su corazón la dicha de ser la mujer de Sesshomaru, nunca estuvo tan feliz en su vida.

-Ven, vayamos con los demás- dijo Kagome, tendiéndole una mano a Sesshomaru, éste la aceptó, y ambos se dirigieron hacía los niños, notando como ellos miraban hacia unos arbustos, ambos oyeron como Inuyasha pronunciaba el nombre de Kikyo.

-Veo que pudiste regresar Kikyo- dijo con tranquilidad Kagome, la mirada de todas pasó a ella, la otra mujer salió de entre los arbustos con un kimono rojo y sus getas.

-Kagome porqué está Kikyo aquí?- preguntó Inuyasha al borde de las lágrimas, la Miko lo miró con cariño.

-Ése fue mi deseo a la perla- dijo sonriendo con ternura hacia ambos, ya que Kikyo también la miraba.

-Pedí que ella regresara a la vida siendo completamente humana, lo pedí para que tú fueras feliz Inuyasha- el hanyou, con la mirada nublada de lágrimas abrazó a la muchacha agradeciéndole infinitamente, por otro lado, Kikyo miraba con asombro lo puro que podía llegar a ser el corazón Kagome.

-Gracias- susurró, en su mirada se notaba las disculpas de la antigua Miko, ya no parecía indiferente y fría, ahora se la podía llamar humana, sus mejillas rosadas aumentaron su color al sentir como Inuyasha la tomaba levemente de la mano diciéndole que la amaba.

Kagome sonrió realmente feliz, jamás había visto así a Inuyasha, mucho menos a Kikyo, quien volvía a ser la honrada mujer de la que el semi demonio se enamoró.

Un chillido por parte de Rin llamó la atención de todos los presentes, incluso Miroku y Sango que habían escuchado todo pero se mantenían alejados se acercaron, junto con Kaede que solo le sonrió levemente a su hermana.

-Que pasa enana?- preguntó Inuyasha a la pequeña, quien lucía extasiada, con las mejillas sonrojadas.

-Miren!!- chilló emocionada apuntando la mano de Kagome, ésta, sin saber bajó su vista a su mano, levantando el rostro levemente sonrojado al ver el anillo en su dedo, los demás la miraban sonriente.

-So-Sorpresa!!- dijo Kagome algo nerviosa, el primero en acercarse a ella fue nuevamente Inuyasha .

-Muchas felicidades Kagome- dijo con mucha sinceridad el hanyou, luego pasó su mirada a Sesshomaru.

-Cuídala bien hermano- dijo éste con mas seriedad, el mayor sólo asintió e Inuyasha le sonrió, en esas semanas que Kagome estuvo en coma la relación fraternal entre ambos se volvió mucho más sólida.

Las felicitaciones de los demás no se hicieron esperar, Sango fue la siguiente, seguida de Miroku y Kaede, le siguió Kikyo, Rin y Shippo, hasta incluso Jaken los felicitó.

En el Sengoku se respiraban los aires de la paz y tranquilidad, una tranquilidad que te hacia preguntar cómo algo tan malo como la muerte de alguien podría traer un ambiente lleno de paz.

Kagome y Sesshomaru se alejaron un poco de la aldea, caminaron en completo silencio hasta llegar al pazo devora huesos, allí encontraron una hermosa rosa color azul con destellos plateados, ambos se miraron y sonrieron.

Allí fue el lugar donde comenzó todo, el llanto de Kagome se hacia tan distante ahora, la felicidad la colmaba y sonrió al recordar el deseo que le había pedido a aquella estrella fugaz.

Por otro lado, Sesshomaru recordaba como si fuese ayer la noche que vio a Kagome, tan hermosa a la luz de la luna, tan espectral y bella que parecía una fantasía, sonrió levemente al recordar cómo al lado de Rin pidió ése tonto deseo a aquellos estrella.

Deseo que se cumplió, haciéndole sentir lo que tanto había esperado, Amar y ser amado.

Los dos se sentaron en el verde pasto, ambos tomaron del tallo a la rosa, les lastimó, sí, pero su belleza valía el dolor que sentía, justo como lo había dicho Kagome.

-Eres una mujer sabia, Kagome- susurró Sesshomaru, ella se giró a verlo y le sonrió con dulzura, con esa dulzura tan característica de ellas, con esa mirada que hacía que el pobre corazón de Sesshomaru latiese desbocado, con ése amor que sólo ella podía dar.

-Sólo aprendí con los años- dijo, se acercó lentamente a él, acaeció su mejilla como siempre lo hacia, grabando cada relieve de su rostro, tratando de nunca olvidarlos, y lo besó, tan puramente como sólo ella podía, porque nadie podría tener tanto amor dentro suyo, porque sólo ella era la dueña de su corazón y el del de ella.

-Te amo- susurró por primera vez aquellas palabras Sesshomaru, los ojos de Kagome adquirieron un libro que jamás tuvieron, soltó una tierna y hermosa risa y se acurrucó al lado de su futuro esposo, disfrutando así de aquella noche, tan parecida a la qué dio inicio a su amor.

N/A: Hola! normalmente no dejo notas, pero quería informarles que si no actualizaba es por que mi celular es bien gay y no funciona, y yo sólo actualizo desde allí, en fin, ya casi se acerca el final y el epílogo, así que prepárense para sorpresas!!

Aguardando por tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora