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CHAPTER EIGHT ❝no me dejaste otra opción que quedarme aquí para siempre❞ scream v: maniac | act. one
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LOS TRES SALIERON DE LA cocina cojeando y vieron a Sam cubierta de sangre y a Richie muerto en el piso.
—Cuidado, siempre vuelven —habló Sidney.
Sam le arrebató la pistola a Gale y le disparó, sin rastro de vergüenza, en el pecho y en la frente.
—Resuelto —dijo Gale.
Escucharon un gritó detrás de ellos, los cuatro se dieron la vuelta para ver a Amber con toda la cara quemada correr hacia ellos con un cuchillo. Se escucharon dos disparos y el cuerpo inerte de Amber cayó con un agujero en la frente y otro en la cien.
—Aún prefiero Babadook —dijo Tara con la voz rota.
Tyler cayó de rodillas con el recuerdo de la muerte de Dewey como si estuviera ahí de nuevo.
Su corazón se aceleró de golpe y el aire, de un segundo para otro, le comenzó a faltar. Su corazón le martillaba en el oído.
¿Iba a morir?
Vio a Gale arrodillarse frente a el mientras trataba de hablarle pero simplemente no escuchaba nada.
Ahora lo recordaba todo. El como Amber apuñaló a Dewey en el estómago y en la espalda. Las últimas palabras de su padre antes de morir. El como había corrido hacía el apenas Ghostface se fue para tratar de que no cerrara los ojos y que se quedara con el.
Todo.
Supo que, aunque nunca lo admitiría en voz alta, una parte de el se quedaría en esa casa e incluso en ese pueblo maldito para siempre.
Y quizá, si hubiera escuchado a sus propios consejos, la historia hubiera sido distinta.
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La ambulancia lo estaba haciendo sentir claustrofóbico.
Había dejado de llorar cuando le dieron sedantes pero no había podido dormirse. Tenía demasiada adrenalina como para poder cerrar los ojos tranquilamente.
Su mamá estaba sentada en la puerta junto a Sidney. Mindy y Chad estaban bien, Tara y Sam también. Estaba rodeado de gente...
Pero el solo quería un abrazo de Dewey.
—¿Cómo sigues? ¿Estás más tranquilo? —le preguntó Sam, sentada a su lado. No estaba seguro cuando había llegado, estaba muy sumido en sus pensamientos para darse cuenta de todo lo que pasaba—. ¿Ty?
Todo se había acabado por fin. ¿Pero estaba realmente tranquilo?
Es decir, su padre había muerto hace un par de horas y el lo acababa de asimilar, asesino a su propia novia sin piedad, todos sus amigos y el casi mueren o murieron...
¿Qué se supone que tenía que hacer ahora?
—Me siento muy solo, Sam —dijo apenas, mientras sus ojos ardían y las lágrimas bajaban por sus mejillas—. No se que hacer.
—No estas solo —aseguró la chica tomando su mano—. Yo siempre estaré aquí para ti cuando lo necesites. Te lo prometo.
Sam lo abrazó con cuidado de no herirlo más y Tyler se permitió llorar todo lo que no había llorado en esos tres días.
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