✧════•❁El valor de cambiar tu destino❁•════✧

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Tras el impulso ambos fueron rápidamente en gravedad baja por el lugar hasta llegar al vagón central, mientras estos llegaban detrás suyo el lugar se hacía polvo que se desvanecía en lo profundo del espacio.

Segundos después de avanzar se encontraron con la puerta de entrada, Esta se veía muy distinto a como era antes, estaba oxidada, llena de musgo con algunos huecos...

Tal cual parecía haber sido consumida por el tiempo.

Ambos decidieron cruzar habriendo la puerta antes de que el pasillo se desintegrara por completo dejándolos en el frío del espacio.

Al cruzar, la puerta se cerró detrás de ellos dejando a ambos atrapados en aquel claustrofóbico sitio.

El silencio era persistente reclamando como suyos cada rincón plagado de obscuridad dentro de aquella habitación, ambos estaban desconcertados con una sola pregunta en mente ¿Que estaba ocurriendo?

Esa duda tubo respuesta poco después cuando todas las luces se encendieron de la nada dejando ver unas escaleras con un solo paradero... El cielo.

Justo allá, en lo más arriba rebosaba de su pedestal el núcleo que mantenia habitable todo el interior del tren.

Sin embargo Tom solo podía pensar en una forma de llevarse a Milla de lo antes posible de allí, aunque fuese doloroso sabía que el tren no tenía salvación, era irremediable. Atisbo minuciosamente cada espacio del sitio.

Mientras que ella solo observaba el lugar detalladamente y se preguntaba "¿Que haremos?" su mano en su mentón eludían su confusión o al menos que estaba en el mundo ancestral de los pensamientos, su mente reclutaba la idea de que tanta calma de cierto modo le provocaba miedo, el pensar en recibir algún sorpresivo susto como en anteriores ocasiones.

-Tom creo que debemos apurarnos. -Dijo ella, en un tono preocupado, se había aferrado a la pieza superior del traje del chico tirando ligeramente de él.

-Tienes razón, vamos.

El par retomó su anda, esta vez de forma precavida comenzaron a subir dichas escaleras caracterizadas con columnas de mármol alrededor de las cuales cables y plantas se habían hecho de su hogar y más tarde se mantenían pegadas a las escaleras. Unas lámparas encadenadas colgaban desde el techo, algunas encendidas y otras apagadas brindando un efecto de luz ténue, todo aquello acompañado de una espesa neblina que llenaba cada esquina de la habitación.

Aunque se esforzaba en no demostrarlo, la expresión del joven había decaído hace algún rato, parecía muy triste y cargado de pesar, era como si frente a él se estuviera desmoronando todo lo que alguna vez amó, un sentimiento de nostalgia acompañado de una tristeza que decoraban su fino rostro que lentamente subía las escaleras agarrado a su bastón de madera.

Milla lucia tranquila, o eso era lo que parecía, sus pensamientos la volvieron a asechar, sentía que con cada paso que daba era más pesado que el anterior, y a su vez con cada escalón que subía su tensión aumentaba, su cuerpo hacia huelga expresando que no quería estar allí, se sentía mal, una fuerte presión en su pecho, miedo desconcertante, comparaba aquel lugar obscuro con los recuerdos borrosos de su pasado, subió su vista en busca de calmarse, pero resultó en un flechazo en el que recordaba la noche en que tuvo que dejar su casa para venir con Tom al tren, aunque no se arrepentía en ese momento prefería estar allí y no subir esas escaleras

-Tom, quiero irme. -Dijo agitando el brazo izquierdo de Tom levemente.

El chico miro con penumbra a su compañera lamentándose de hacerla pasar por aquel momento, ambos tenían miedo, y él no dejaba de preguntarse que haría Ash en momentos como ese, la conocía bastante bien como para decir que estaba seguro de que ella podría solucionar todo de una forma más eficiente que él.

Milla y el Tren a las Estrellas 🌟 .Donde viven las historias. Descúbrelo ahora