¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
𝙲𝚊𝚙í𝚝𝚞𝚕𝚘 𝟼
Las luces del paddock brillaban como siempre, pero algo en el aire me hizo sentir diferente hoy. Quizás era el hecho de que me encontraba tan rodeada de gente, de coches y de ruido, pero la calma que solía encontrar entre todo eso parecía más distante de lo habitual. Mi cabeza, en lugar de estar centrada en los detalles de la estrategia comunicación de Sebastian para las entrevistas, se sentía nublada. Como si algo estuviera flotando entre mis pensamientos, bloqueando mi capacidad de concentrarme por completo.
Sebastian estaba al frente, leyendo atentamente el borrador de la declaración que le habíamos preparado para las entrevistas, esperando que le dijera algo útil. Pero yo no podía concentrarme. Las palabras se mezclaban frente a mí, como si fueran una nube espesa que no lograba atravesar. Me forzaba a mirar la hoja, a leer, pero mi mente se escapaba constantemente.
—¿Qué piensas? —me preguntó, su voz suave pero firme.
Al principio no respondí. Solo miré el papel sin verlo realmente. Los segundos parecieron estirarse de forma incómoda mientras él esperaba mi opinión.
—Ah… Creo que podemos reformular la última parte —murmuré, sin saber si estaba diciendo lo correcto.
Sabía que tenía que hacer algo más que simplemente mirar las palabras. Intenté enfocar mi mente.
—Aquí, en donde mencionas que "el equipo está haciendo un gran trabajo y confiamos en mejorar el rendimiento". Es vago, no dice nada concreto. Tal vez podrías añadir algo sobre los ajustes en el setup o el enfoque en la gestión de neumáticos. Algo que suene más técnico, no solo como un comentario de relaciones públicas —dije, de nuevo, tratando de sonar razonable.
Sebastian me miró con una ligera sonrisa, claramente satisfecho con la sugerencia.
—Tienes razón. No quiero sonar como un robot.
Sentí un leve alivio por haber dicho algo que parecía hacer sentido. Al menos había hablado con sentido, pero el peso en mi pecho no desapareció. Algo seguía allí. Sofocandome.
La reunión siguió su curso, pero yo no podía despejar esa niebla. Me sentía como si algo estuviera incompleto, como si una parte de mí estuviera desconectada de todo lo que ocurría a mi alrededor. Era una sensación que ya conocía, una sombra que a veces se colaba en mis pensamientos, y que no me dejaba ver las cosas con claridad.
Cuando terminamos y caminamos hacia la zona mediatica, Sebastian comentó algo que me sacó de mi ensimismamiento.
—Estás extrañamente callada —dijo, mirándome con una leve expresión curiosa.