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El celeste cielo despejado, las nubes como algodones, aquel lugar, Washington, era donde había vivido Ha-Neul los últimos dos años, desde los 17

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El celeste cielo despejado, las nubes como algodones, aquel lugar, Washington, era donde había vivido Ha-Neul los últimos dos años, desde los 17. Este año cumpliría 19, la surcoreana al fin regresaría a Seúl, su hogar natal.

Ahora, ella estaba haciendo las maletas, exactamente eran 1:23 a.m. y aún no se dormía. Su vuelo partirá en unas cuántas horas y ella debía estar en el aeropuerto en dos.

—Ve a dormir… Antes de que te extrañe más, Ha-Neul —su amiga estadounidense le dió un fuerte abrazo, interrumpiendo a la chica.

—Te extrañaré.

—Yo más, ¿con quién se supone que escucharé a Taylor Swift hasta la madrugada?

Ambas rieron. Posiblemente sea la última vez que se vean, bueno, al menos hasta que ambas tengan suficiente dinero para reunirse. Y eso no sería dentro de poco, debido a que estarían entrando a la universidad recién.

—Puedes hacerlo con tu nueva compañera, seguro que será divertido —Choi suspiró—. Si no tuviera familia, pediría que me adoptes.

—Sabes que no te adoptaría, pero también sabes que los extrañas. No me hagas llorar, aún no te vas.

Continuó haciendo su maleta, caminaba hacia su armario, doblaba su ropa y la colocaba con cuidado, era un ciclo. Pensando en los recuerdos que había tenido, a pesar de que la mayor parte eran estudios, sus amistades le habían quitado el posible estrés.

Pero también había perdido tiempo con su familia. Se había perdido momentos como el cumpleaños 16 de su hermana menor, viajes familiares, su prima comprometiéndose, entre más cosas.

A quién más extrañaba era a Hae-in, su hermana. El vínculo entre las hermanas Choi era muy cercano, no había cambiado casi nada, a pesar de que vivían lejos. Se hablaban todos los días y para Ha-Neul, su hermanita era su diario personal.

Tomó su teléfono y se sentó en el suelo. Su primera amiga en Estados Unidos, Grace, se sentó al lado suyo. Al prenderlo, su última fotografía familiar apareció. Hace dos años.

Estaban los cuatro en el aeropuerto y todos tenían los ojos llorosos.

—Van a poder recrear la imagen, ¿sabes?

—No me lo recuerdes… Aún no me quiero ir.

Grace cerró con cuidado la maleta de su compañera de habitación, la cuál también se había vuelto su mejor amiga.

—Deja de mentir. Te quieres ir y está bien, yo no soportaría ni una semana sin mis padres.

—Cosas de hermanas mayores. No creo que Hae-in pueda soportar una semana sin mis padres, tampoco.

—La amas mucho, ya quisiera que mi hermano hablara así de mí —opinó y, después de un silencio leve, volvió a hablar—. ¿Planeas contarle a tus padres sobre… ajá?

𝐈𝐍𝐓𝐄𝐑𝐓𝐖𝐈𝐍𝐄𝐃     -     p.sh  &  y.jwDonde viven las historias. Descúbrelo ahora