Hibrido

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Narra Pablo

Después de separarnos de los demás, Namira y yo decidimos ir a mi casa, cuando llegamos a la caseta de seguridad, fui enfático en que ella siempre podía pasar este yo o no en la propiedad, el jefe de seguridad tomo los datos correspondientes e indicaciones y continuamos hasta llegar a mi hogar, ella era una chica fuera de este mundo, literalmente lo era, si yo sabía que Namira era un angél y no solo eso era una supervisora, alguien de cuidado sin duda.

Abrí la cochera por control bluetooth desde el auto y deje el auto dentro de la cochera, apague el motor y observe a Namira y sus hermosos ojos miel, su cabello pelirrojo casi del color del fuego, ella se quitó el cinturón, yo retrocedí un poco el haciendo y ella se sentó en mis piernas, yo puse mis manos sobre su cintura mientras rozábamos nuestros labios.

N- Ha pasado tiempo...- me dijo entre besos

P- Un poco, sigues igual de perfecta desde 1700- El aprete un poco más a mi cuerpo

N- Podría decir lo mismo sobre ti- me levanto poco a poco la camisa y paso una mano sobre mis abdominales, donde estaba la cicatriz que nos recordaba que mi especie era difícil de eliminar, pero no invencibles

Sali del auto cargándola, ella puso sus piernas alrededor de mi cintura, ambos teníamos asuntos pendientes entre nosotros que continuar desde nuestro último encuentro hace ya más de 300 años, ella le dio una patada a la puerta del auto para cerrarla, todo esto mientras no parábamos de besarnos

N- Llévame a tu habitación, hemos esperado demasiado tiempo- Nos comenzamos a besar con más necesidad, con más pasión y efectivamente como iba a decirle a semejante mujer que no

La cargue hasta mi habitación, mis "Padres" no estaban y era el día libre del personal, lo cual agradecí porque, haríamos un buen escándalo, me pregunto si mi habitación a prueba de sonido serviría para gemidos celestiales. Dejé caer a Namira en la cama y comencé a desvestirme

N- No... - tomando mi camisa y rasgándola, joder eso fue tan jodidamente excitante y mi miembro opina lo mismo, me agaché para estar a la altura de ella y le comencé a besar su cuello, mientras nos acomodábamos en el centro de la cama

P- No sabes cuanto tiempo he soñado con tu cuerpo- le dije mientras bajaba hasta su clavícula y rozaba mis labios contra su piel, Namira acariciaba mi espalda rozando sus uñas, erizando mi jodida piel

Le quite su blusa poco a poco y baje por su cuerpo dejando besos por cada recorrido que hacía, su piel era exquisita tal y como la recordaba pase mi lengua por su abdomen, mientras ella de estremecía debajo de mi cuerpo, acaricio mis brazos y levante la mirada para ver sus ojos

N- Te he extrañado muchísimo- me dijo

P- Yo también, pero como dije hace tiempo atrás la espera vale la pena si se trata de ti- Le sonríe y le bese su frente, ella beso mi hombro, luego se estiro hasta llegar a mi cuello y dejo marcas

Me puse encima de su cuerpo y ella aprovecho para llevar su mano a mi entrepierna y rozo mi miembro con sus dedos por encima de mi pantalón, ella realmente me está torturando, subí y le mordí el lóbulo de su oreja lo que provocó un suave gemido, pase mis manos por su cuerpo deslizándolas, quería grabarme cada centímetro de su piel, baje por su cuerpo y le deslice su pantalón por su piernas para dejar besos a lo largo de sus piernas, cuando regrese ella atrapo mis labios en un beso profundo, mordiéndome el labio inferior y estirándolo un poco

N- Deja de torturarme... - Me desabrocho el pantalón, bajo el zíper mientras seguí comiendo mi boca, le ayudé a quitar mi pantalón dejando en evidencia lo deseoso que estaba por tenerle de nuevo

Memorias de una FrancoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora