El lamento del silencio enamorado

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Pero en cada mirada, cada gesto furtivo, siento que el fuego del amor está vivo, me pierdo en sus ojos, en su sonrisa cautivante, y el temor de confesar me envuelve como un amante.

La incertidumbre yace como un velo negro, me susurra al oído que guarde mi secreto, temo perderla si pronuncio las palabras, y ver cómo nuestro vínculo se deshace en llamas.

Me condeno al silencio, al tormento eterno, mientras ella vive ajena a mi amor enfermo, observo desde las sombras, en la oscuridad, y en la soledad mi corazón se desangra en vanidad.

El amor que guardo en mi pecho es mi condena, una pasión oculta que carcome mi ser sin pena, anhelo decirle la verdad, pero temo su rechazo, y que la amistad que compartimos se desvanezca en pedazos.

Y así, en la tristeza y el dolor me sumerjo, en la agonía de un amor secreto y perverso, soy prisionero de mi propio anhelo, mientras ella, ajena, vive en un mundo paralelo.

El destino, cruel y caprichoso, nos separa, y mi amor se pierde en el abismo sin cara, una historia trágica que solo yo conozco, un amor que se desvanece en el silencio.

Quizás algún día, en la lejanía del tiempo, me atreva a confesarle lo que siento, aunque sea tarde y el daño esté hecho, al menos sabré que luché por nuestro derecho.

Por ahora, me quedo en la sombra y el lamento, aferrado a un amor secreto y sediento, y guardaré para siempre este amor maldito, que en silencio y en soledad se convierte en mi grito.

Fragmentos del serDonde viven las historias. Descúbrelo ahora