Capitulo 4 "Funeral,deudas y ansiedad"

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La mañana había llegado como una tempestad que se deseaba en silencio que no llegara,dado que solo afirmaba aún más el hecho del fallecimiento del lord de esas tierras

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La mañana había llegado como una tempestad que se deseaba en silencio que no llegara,dado que solo afirmaba aún más el hecho del fallecimiento del lord de esas tierras.

¿Qué es lo que pasaría ahora? Era una de las tantas preguntas que rondaban en las mentes de las personas que se movían con agilidad dando los últimos retoques al lugar.

La joven dama de aquel ducado esperaba pacientemente sobre su tocador mientras era peinada por una de las chicas a su servicio ese día. Su cabello fue recogido en un moño al cual se le fue agregada una trenza francesa y agregado una redecilla negra,dándole un aire victoriano que tanto amaba Charlsrose.

Se levantó de su asiento para dejar que deslizaran camisón blanco,y le vistieran con un vestido corte imperio color negro,a juego con un abrigo con chal del mismo color.

Unos guantes de encaje negro llegaron a sus manos,seguido como toque final una peineta de plata que portaba un velo corto,pero no lo suficiente como para que no llegara hasta su espalda baja.

Charlsrose se dió una mirada al espejo,con sus brazos tendidos al costado de su cuerpo,se regaño a si misma obligandose a tomar sus manos sobre su abdomen delicadamente.

Debía ahora mantenerse a la altura,ya no podía ser más una niña rebelde que se andaba descalza entre los jardines de Mount Blanc Hall y se mojaba bajo la lluvia entre bailes extraños acompañados de sus canticos risueños.

No,ya no podía,no debía.

Pero aún en los más profundo de su mente seguía sin aceptar este hecho,por lo tanto se dejaba nublar por ello.

Con una leve reverencia de cabeza,las muchachas de la servidumbre abandonaron la habitación,dejándola en un silencio abismal.

Charlsrose tras quemarse así misma en busca de otra imperfección en el espejo,abandono aquella habitación encaminandose entre los pasillos y recordando vagamente esos viejos momentos de cuando ella vivía en ese lugar en la niñez.

Los pasillos siempre estaban adornados por algo de arte,desde pinturas a investigaciones de campo enmarcadas,hasta estatuas o armaduras.

Al bajar por una de las tantas escaleras de aquella mansión,sus ojos azules divisaron las pinturas y fotografías que colgaban de la pared.

Centrandose en particular en una pintura justo frente a los escalones que estaba a punto de bajar.

Le recordaba a esa pintura famosa de Edvard Munch,el muy famoso "el grito";sin embargo,esta no tenía colores vividos como el amarillo. Las tonalidades de azul con gris formaban una versión del grito mucho más tétrica,escalofriante.

Lo más perturbador de la pintura eran esos trazos oscuros,unas cuencas vacías sin aparentar ningún tipo de fondo,que entre más le veías más oscuro y profundo era,como un pozo.

Incómoda por esa obra,Charlsrose continuo su buen camino por las escaleras,no sin antes darle un pequeño vistazo a la inscripción del marco.

“El horror de la angustia”
por Abyss Von Der Chanton

𝘿𝙚𝙢𝙤𝙣𝙞𝙤𝙨 𝙙𝙚 𝙥𝙖𝙥𝙚𝙡 𝙮 𝙩𝙞𝙣𝙩𝙖Donde viven las historias. Descúbrelo ahora